Porque la pasta sabe mejor en compañía [Libre]

Caminaba hacia al restaurante que consideraba su favorito, y sí que lo era, pues hacía la mejor pasta del universo, ¡Y la dejaban ponerle un pedazo de pizza encima como lo hacía en su casa! Era perfecto, claro que lo era, pero tenía que ir sola, aunque no le gustara, pues su cocina... bueno... explotó por alguna extraña e inglesa razón y no podía hacer ella misma su pasta.

Entró al lugar y se sentó en una mesa al lado de una ventana, sonriente, esperando a que tomaran su orden o a que alguien la acompañara un rato.

Caminaba awesomente por la calle, sin nada que... hacer. ¡No es que estuviera aburrido! N-ni mucho menos solo. Simplemente estaba paseando para despejarse un poco y nada más... o bueno, eso quería pensar él.

Con Gilbird revoloteando alrededor de su cabeza, miró sin mirar los locales que había en la cuadra en la que iba, pensando seriamente que cosa awesome (porque claro, TODO lo que él hacía era awesome) podría hacer. Y fue allí cuando un singular rulo le llamó la atención.

Como torpedo (no es que estuviera ansioso, ¡para nada!) entró corriendo al restaurante, y sin pedir permiso o algo por el estilo, se lanzó para abrazar a la pequeña italiana del norte.

- ¡Ita-chan~! kesesesese~ ¡qué sorpresa encontrarte por aquí! ¿cómo has estado, eh? ¡Cuéntale todo al Awesome yo! - canturreó, mientras que restregaba su mejilla contra la de ella.

Aún esperaba distraídamente cuando sintió un abrazo conocido - Ve~? Ah! Gil!! -dijo correspondiendo el abrazo entusiasmada - Sí! qué sorpresa, verdad? - Sonriente comentó - Ven, siéntate! - Dijo haciéndose a un lado para que Gilbert se sentara a su lado - He estado muy, muy bien! qué tal tú? - Esperaba a que se quedara a acompañarla a comer, pues de verdad odiaba comer sola.