Bedste 2x1 (Privado)

Le miró algo sorprendida cuando dijo aquello. ¿Realmente se veía... bonita? Bajó la mirada, la cual estaba más roja que un tomate, y sujetó levemente las partes del vestido que le quedaban grandes. Ella se sentía como un pollo tratando de ponerse un traje de cisne.

- ¿D-de verdad? - preguntó, apenada - ... ¿n-no me veo... g-gorda? - susurró, sintiendo como sus mejillas ardían con fuerza.

Siguió sin mirarlo, aún avergonzada, mientras que agarraba la falda del vestido y la agitaba un poco, sólo para distraerse un poco.

- ¿Y-y si mejor s-seguimos buscando v-vestidos? Hu-humm... p-podemos e-encontrar otro m-mejor...

Mientras que él buscaba algún traje, ella se sentó nuevamente en el sofá para ver el resto de los vestidos. La mayoría tenían escote, y eso era lo que ella quería evitar. No le agradaba... enseñar piel de más. A duras penas se ponía un bikini cuando iba a la playa.

Soltó un par de risitas cuando pensó en eso y se acordó de su primer encuentro con el danés. ¿Quién diría que justamente ahora estaban escogiendo los trajes para la boda? Recordó cuando ella decía que nunca saldría con él y ese tipo de cosas. Miró nuevamente su vestido que estaba usando y cerró la revista.

Se acercó a la señora mientras que el danés se medía el traje, y le preguntó si se podría hacer algo con las partes que le quedaban grandes. Suspiró nuevamente, aliviada, cuando ella le dijo que podía arreglarlo.

... Vaya solución la que había encontrado la señora, ponerle un corsé.

Ahogó un chillido cuando apretó lo más que pudo las tiras de este, dejándola casi sin aire. ¿Así de doloroso era usar uno? Ya ni lo recordaba, a pesar de que lo usaba de pequeña. Cuando se miró nuevamente en el espejo, notó que el vestido se veía mucho mejor... sólo que resaltaba mucho sus pechos. Se sonrojó por esto y quiso decirle a la señora que si no había otra manera, pero al ver salir al otro del vestidor, olvidó todo lo que se suponía que debía de hacer.

Realmente se veía... guapo. Más que eso, se veía... sexy. Y tuvo unas terribles ganas de besarlo y quitarle el traje de una buena vez para hacer cosas no aptas para menores. Se sonrojó al darse cuenta de las cosas que pensaba. Realmente juntarse mucho con Bent comenzaba a afectarle.

- T-te ves... b-bien - comentó, tímida.

Un tic apareció en uno de sus ojos al escucharle decir eso. ¿Por qué ya no le sorprendía?

- Nein, sin escote - farfulló, inflando las mejillas. Luego, desvió la mirada y comenzó a jugar con uno de los cortos mechones de su cabello, apenada -. ¿L-lo vamos a c-comprar ya? d-digo, aún no sabemos c-cuando será la boda... - balbuceó, sonrojándose nuevamente.

La verdad es que... no tenían organizado nada. Ni siquiera la fecha. ¡Y todavía no le decían a sus respectivas familias! Dustin y Gilbert se encargarían de matar al danés... si es que Roth y Kellen (o incluso Emma) no se les adelantaban. Helga... bueno, quien sabe que haría ella. Y Ludwig.... palideció al pensar en su gemelo. ¿Qué haría él? A parte de impedir que Maria descuartizara a Bent, claro está...

Esto era más complicado de lo que pensaba.

Le sonrió de regreso, para luego regresar a su vestidor y quitarse de una vez por todas el maldito corsé que le cortaba tanto el aire como la circulación. Se vistió de nuevo, para luego meter nuevamente el vestido dentro de la bolsa y cargarlo con cuidado.

Una vez que llegó con la señora, le dejó el vestido y lo dejó a su nombre. Volteó a ver el vestidor del danés, esperando a que saliera de una vez por todas para irse de allí. Mientras, se entretuvo mirando los otros vestidos que había en la tienda. ¿Por qué todos tenían escotes tan pronunciados? ¿Acaso estaba de moda mostrar los pechos a medio mundo?

Rodó los ojos. Las generaciones de ahora pensó, divertida.