Thanks... [Privado]

— Bueno, voy a llevarte a mi casa, y no voy a aceptar un no como respuesta, porque no es una pregunta ¡Voy a hacerlo quieras o no!— Fue lo que escuchó del menor, ¿ahora le quitaba el derecho de opinión?. Y eso que el contrario era el país que impuso la democracia, que irónico. Se digno a mirarle con un odio que iba desde aquí hasta Neverland, Wonderland, el que estuviera más lejos.

Vio una sonrisa arrogante y a la vez alegre, muy típica del americano, pero esta vez no era tan arrogante como de costumbre. Prefirió omitir. —... ¿aceptas un ''me rehuso a ir a tu hogar''? la palabra ''no'' es inexistente en la oración.— Sabía que con eso no evitaría entrar a la casa del otro, ni siquiera tenía intenciones de ir a algún lugar por su propia cuenta, pero era divertido llevarle la contraría, ya que se estaba vengando de todas las veces que el otro lo hizo. El juego podía jugarse de a 2.

Respecto a la 2da oración, prefirió fingir que no la escuchó o se vería obligado a responder la verdad, estaba algo más cuerdo pero estando borracho era literalmente un asco mintiendo.

Se volvió a acomodar un poco, para poder recibir algo más de calor. Termino apoyando su cabeza en el pecho del gringo al mismo tiempo que dejaba de mirarle por cerrar los ojos, mientras el otro caminaba cargándole, un gesto bastante lindo de ver. Y que quizás, tan solo quizás, algunos envidiarían por diferentes razones; el hecho de que algunos desean que su pareja les lleve de esa manera, o el simple hecho de que era el gringo quien estaba cargándole, había escuchado que el menor era ''bastante popular'' entre las mujeres, o algo así. Pero eso no importaba, de todas formas el momento era suyo y del contrario, y quien los envidiara... bien por ellos.

Raro, pero podía escuchar los latidos del más alto. Eran acelerados, llenos de vida y alegría, también llenos de nerviosismo. Sonrío nuevamente de forma leve olvidando su propio estado, quizás estaba incluso más feliz que el otro, quien sabe. No lo iba a demostrar y el otro seguramente lo haría, eso marca una gran diferencia.

Era hartante ser cargado durante mucho tiempo, mas no era molesto, de hecho se sentía bien, se sentía protegido. Aunque otros pensamientos se adueñaron de su mente en un instante, ¿Por qué tenían que ir a la casa del contrarío y no a un hotel o algo por el estilo? habían pasado frente a varios hoteles, hasta moteles (lograba saberlo gracias al hecho de que varias personas hablaban frente a estos y los nombraban), y al parecer el dueño del rulito desafiante de la graverdad tenía la determinación de ir a su hogar, ¿acaso le cuidaría mejor allí?.

El no necesitaba cuidados, solo necesitaba dormir. ¿Era mucho pedir?.

No sabía cuanto era lo que faltaba, y la verdad no le importaba mucho, pero lo necesitaba y al menos esta vez no rechazaría la oferta.

— No, tampoco sirve eso — Lo miró de reojo sin perder la vista del frente. Normalmente, si se caía era capaz de afirmarse o sostenerse antes de dar contra el suelo, pero llevando al británico, era un poco más difícil.

Se dio cuenta que no hubo repuesta a la última cosa que dijo, lo dejó pasar, de todas formas prefería eso a un golpe en la cabeza, hay que ser idiota para preferir lo otro... bueno, al menos más que el yankee.

Ahora alcanzaba a distinguir su casa no muy lejos, ya estaban a punto de llegar, apresuró un poco el paso para llegar luego, acomodó un poco mejor al otro en sus brazos, se notaba que el mayor tenía frío, él también, pero estaba completamente seguro que menos que Arthur.

Si se detenía a pensar un momento, lo que acababa de hacer fue en sí bastante tonto, vamos, podría haberse llevado a Arthur a un hotel que quedara más cercano al pub y que este no pasara tanto frío... de seguro se estaba congelando. Pero bueno, no le puedes pedir mucho a una persona tan impulsiva como el gringo. No es como si pensara mucho las cosas antes de hacerlas, sólo se le vienen a la mente, y ya lo hace.

— Llegamos ~ — Se detuvo frente a la reja se la casa e intentó, con un poco de dificultad sacar las llaves de su chaqueta, como no le funcionaba ya que las llaves estaban al fondo de su bolsillo, se echó al inglés sin nada de delicadeza al hombro ¡Bien! Ahora podía sostenerlo con una mano y con la otra abrir las puertas. Abrió la reja, la puerta de adentro y finalmente entró.

Observó por un momento la casa, las luces estaban encendidas, de seguro Tony estaba en la casa — ¡Hey, Tony i'm back! — Esperó una respuesta o un ruido que indicará que había alguien, pero nada, de seguro el otro se fue a dormir.

Al fin habían llegado, podría ir a buscar algo para comer. Desde la mitad del camino que estaba muriendo de hambre.

No pudo evitar soltar una pequeña risa ante la negativa del menor, había logrado su cometido.

Luego de eso todo fue calma, y frío. Pero más calma para él, estaba acostumbrado a las bajas temperaturas pero no cuando estaba borracho y tenía tanta calor por el cuerpo, el choque del viento contra su piel le helaba, quería refugiarse aún más en los brazos del otro y...

... ¿Qué diablos estaba pensando?. Se abofeteó mentalmente y se regaño por parecer quinceañera enamorada de su amor platónico, ¡él era un hombre adulto! y no podía pensar en cosas como esas, mucho menos pensar en que las haría con el más alto, era humillante para su persona. Sin embargo hizo lo que su mente demandaba, se acurrucó al mismo tiempo que el más alto lo acomodaba más, mientras el sueño comenzaba a adueñarse nuevamente de él.

Transcurrió un rato en el cual se estaba quedando dormido hasta que la voz del menor interrumpió el silencio, logrando asustarle un poco y logrando que entreabriera los ojos para mirarle, totalmente ido. De un momento a otro el menor hizo un movimiento brusco con él y solo atinó a dar un pequeño grito de terror, sintió como la sangre se le subía a la cabeza y como se le paro el corazón en los segundos que creía que se caería, pero no, quedó cargado al hombro del yankee.

—Bloody git! ¡ten más cuidado para la otra, o al menos avisa! ¡¡Maldito bastardo!! ¡No soy un saco!— El inglés había sufrido un susto bastante grande en unos segundos, y para empeorar las cosas había sido un susto estúpido, y ahora era una ''carga'', forcejeó un poco para que le bajaran, lo que fue un esfuerzo inútil. Se rindió en un pequeño lapso de tiempo y se dejo hacer gruñendo.

Luego de pensar en lo divertido que debía ser eso e intentar canalizar su ira para no golpear al otro en cuanto le bajara (sabía que esto último no podría cumplirlo), entraron a la casa del otro, ¿en que momento? no tenía idea. Pero pudo escuchar como llamaba a su ''amigo'' y no pudo evitar gruñir un poco más para luego reír sonoramente. —¿De verdad crees que esa cosa es amigable? ¿Tanto así como para dejarla vivir en tu hogar? ¡Oh por favor! ¡Solo es una cosa deforme que se dedica a insultarme de la peor manera en cuanto me ve!— Burlón, sí. Sarcástico, sí. Sincero, sí, aunque no debía. El inglés detestaba al alien por el simple hecho de que no podía creer en el, ¡y este le insultaba, sin razón aparente! era realmente molesto.

En cuestión de segundos se calmo y esperó pacientemente a que el menor le bajara, pero seguramente se ''olvidaría'' de el e iría directamente a la cocina, cargándole.

Se dedicó a ignorar olímpicamente cada una de las quejas del mayor sobre la manera en la que lo estaba cargando ahora. Tenía hambre, no pensaba en nada más que irse a la cocina a buscar algo.

Pero que dijera que Tony era una "cosa" no podía ignorarlo, su deber era el de defender a su amigo — No es una cosa, es tony — Hizo una pequeña pausa y agregó: —Y vive conmigo por la misma razón, le gusta molestarte, eso es genial~ — Lo dijo en un tono que desprendía una simpleza y alegría, esta última casi llegando a ser contagiosa.

¿Para qué mentir? Estaba bien que le gustara el inglés, pero también era cierto que le encantaba molestarlo, burlarse de él, hacerlo enojar era una especie de hobby para el yankee, y es que así la atención del británico se concentraba totalmente en su persona... Claro, aparte de lo divertido que es hacer enojar al otro, y lo lindo que se ve cuando está así.

"Sí, definitivamente hacer rabiar a Arthur es el pasatiempo perfecto." Pensó.

Mientras decía esto estaba yéndose a la cocina, todavía cargando al rubio en su hombro. Ni siquiera le dio tiempo para decir algo acerca de lo que dijo cuando preguntó — ¿Quieres algo para comer o beber, haburguesas tal vez? Me estoy muriendo de hambre — Pausa corta, de nuevo no lo dejó hablar. — Pero no pidas algo como té, no tengo, sólo café.... aunque puede que quizás tenga unos scones de la última vez que viniste. — Ahora sí se quedó en silencio.

Mientras que el mayor respondía aprovechaba de buscar y tirar a una bandeja cuatro hamburguesas y cinco latas de coca-cola. Él ya tenía su comida lista, ahora faltaba buscar algo para el ojiverde si es que quería algo

Aunque el menor estaba defendiendo a ''la cosa'', solo pudo atinar a sonreír un poco por el tono en el que lo dijo, era tan infantil, nunca cambiaría. Pero al menos quería a sus amigos y eso era una buena señal. Incluso daban ganas de querer ser amigo del gringo, al menos para que el se preocupara por uno. Iba a reclamar que el alien seguía siendo una cosa pero el menor le interrumpió, de una manera extraña. ¿Le gustaba que él se violentase con su amigo? ¿qué se dijeran un montón de insultos que no eran aptos de repetir?. Sí que era extraño, pero era el americano, nada podía hacerse.

Nuevamente iba a quejarse, pero fue interrumpido, otra vez. ¿Hamburguesas? ¿el yankee se atrevió a ofrecerle esa asquerosidad grasosa que solo arruina el interior de tu organismo? Ademas, ¡El yankee sabía que él odiaba la comida chatarra!. Y antes de que pudiera decir nada el menor se le adelanto, otra vez. Estaba comenzando a desesperarse.

¿Scones? No sonaba tan mal, claro, si no fuera por el hecho de que están allí desde la última vez que fue a ese lugar, ¿hace cuanto?... 4 meses al parecer. No, no podía aceptar comida tan caducada de la fecha.

—No quiero nada, thanks. Pero te agradecería que me bajaras.— DIjo con un leve tic, si se lo pedía de forma violenta de seguro el otro haría caso omiso y seguiría cargandole. Del tiempo en el que el otro se había dedicado a molestarle, el británico se había fijado en que siempre que el más alto le molesta, comienza a reír en cuanto él le responde de manera violenta. No podía darle el gusto.

Bajarlo, claro, lo olvidó totalmente a causa del hambre.

— Ok, como quieras, pero cuando lleguemos a la sala — Sabía que si lo soltaba ahora, con su poca delicadeza lo mas probable es que el mayor terminara con la cara estampada en el suelo, de seguro también sonaría como uno al dar de lleno contra el piso.

Tomó la bandeja con comida, llevaba la ración justa necesaria para quedar conforme, no satisfecho, porque al menos por este mes no se podía dar el lujo de llenarse con comida, el gringo estaba, secretamente, a dieta. Y es que un héroe debe mantener su condición física, o ya luego no logran entrar en su súper traje de superhéroe y bueno... Eso sería realmente un gran problema, aunque el americano no usa traje, pero bueno, cosa de él.

Se encaminó hasta la sala y se puso frente al sofá, dejó caer al mayor sobre este. Como suponía, menos mal que no lo bajó en la cocina, aunque hubiera sido una caída realmente graciosa. — Si quieres algo, ve a buscarlo tú, ya sabes donde está todo.

Dicho eso se sentó en un sillón que se encontraba junto a donde hace unos segundos "lanzó" al otro. Con la bandeja de comida en las piernas encendió el televisor, no es que quisiera ver TV, pero era como una rutina, fuerza de la costumbre. Siempre que llegaba tarde a la casa era normal que encendiera la pantalla gigante esa que tenía en el living y viera algún programa o jugara videojuegos. La idea de jugar era tentadora, pero le daba mucha pereza instalar la consola, mejor se dedicaba a comer.

Se cruzó de brazos en cuanto el menor le dijo indirectamente que debía esperar, le estaba doliendo aún más la cabeza y el yankee no lo consideraba, ''estúpido gordo emancipado...'' pensó, el inglés tenía paciencia, sí. Pero también era bastante terco e impaciente para algunas cosas, sin embargo, sabía que si insistía, el más alto prácticamente lo lanzaría al piso, y no quería eso.

Esperó y esperó a llegar a la sala, murmurando frases insultantes por lo bajo, claro, frases insultantes que insultaban al gringo, el era su foco de odio en ese momento. Al llegar sintió como le dejaban caer, eso también podía tomarse en cuenta como un lanzamiento digno de 10 puntos. Terminó recostado en el sofá con los brazos aún cruzados, escuchando molesto cada cosa que le decía el menor. —Como digas...— Dijo, cansado. De todas formas dudaba en que iría a buscar algo a la cocina del yankee, de seguro se mataría al pisar ese territorio que era invadido por el aroma a frituras, tan... repugnante.

Miró unos segundos al contrarío y se fijo en como encendía la T.V., al parecer el inglés no era una perturbación para la vida diaria del más alto, ¡bien! podría dormir en paz, aunque sea en el sofá.

Se acurrucó mientras dejaba que sus brazos se extendieran, para doblarlos nuevamente y quedar en una pose cómoda al mismo tiempo que se colocaba de lado, dándole la espalda a la pantalla, y de paso, al americano. Cerró los ojos y sintió un leve ardor en la garganta, se había olvidado por completo de que estaba algo resfriado, y para empeorar las cosas el alcohol se extendía nuevamente, no y no. Debía dormir para olvidarse de todo eso.

Luego de un rato mientras se auto convencía de dormir, tosió levemente. Mas lo ignoró y prefirió seguir tranquilo, aunque el alcohol viajara más fácilmente por su cuerpo al estar recostado, la verdad no le importaba. Si se dormía nada malo pasaría, según él. Ya que no había tomado en cuenta la posibilidad de que podría despertar en medio de su sueño y hacer quizás que tipo de cosas.

Comer, esa era la única cosa en la que el yankee lograba pensar en ese momento.

La televisión podía pasar a segundo plano, incluso ya se había dado la vuelta a los canales y no encontraba nada que le interesara, hasta en los canales de deporte estaban dando deportes que poco y nada le gustaban ¿Fútbol inglés? No, no es fútbol par el gringo es soccer, el quería ver béisbol, rugby, hockey, pero nada, y las películas, la verdad ahora no quería ver una película.

Observó al mayor, al parecer seguía mal, bueno, no es como si una borrachera se quitara de un segundo a otro, pero hace unos minutos le pareció notar que estaba mejor, al parecer se equivocó, bueno, seguro que si lo dejaba dormir se le pasaría más rápido.

Tenía eso en mente, dejar dormir al otro, pero en ese instante el mayor tose, logrando llamar su atención, no fue algo para preocuparse, sabía que el contrario se resfriaría pero con lo exagerado que es... Suerte que le quedaba una hamburguesa en la bandeja. Se levantó de su asiento con la hamburguesa en su mano, la desenvolvió y luego la puso sobre la cabeza del ojiverde, de seguro que así se le quitaba. — Con esto te mejoraras hahahaha~

Si ya no le prestaba atención al televisor, menos ahora que estaba concentrado en el británico, quería tomar el tiempo que se demoraba la hamburguesa en curar al otro, al parecer no aprendía que el alimento ese no curaba nada. Y si lo hacía, al menos con Arthur no surtía efecto.

Ya se encontraba a punto de dormir, pero embriagándose inconscientemente, bien. Podría soportarlo, además... estaría dormido en cuanto se embriagara, así nadie sufriría las consecuencias. Se acomodó un poco más para poder entregarse al sueño finalmente, pero algo, una acción, un aroma, lo despertó.

El aroma era... asqueroso, podía identificar la grasa en el aire, espera... ¿grasa? y la tenía cerca, olfateó con más detalle y pudo obtener el nombre del aroma: una hamburguesa. ¿Por qué tenía una hamburguesa cerca?. Luego se puso a pensar de que no estaba en su casa, si no en la casa del menor. Y que el aroma estaba muy cerca, también sentía algo sobre su cabeza, era la misma hamburguesa lo que tenía encima.

Abrió los ojos de golpe y llevó una de sus manos al objeto grasoso que tenía sobre su cabeza, lo palpo unos momentos y lo tomó, se incorporó un poco hasta quedar sentado y le metió con brusquedad la hamburguesa al otro en la boca. —No me coloques porquería en la cabeza, bloody git...— Y se volvió a recostar, molesto. El otro al parecer era más idiota de lo que el británico podía pensar. ¿Una hamburguesa para mejorar un resfrío? ¡¿Es que acaso estaba mal de la cabeza?!

Estaba concentrado en el "poder" de la hamburguesa, era todo un experimento para el yankee ver cuanto se demoraba el otro en recuperarse. Pero no se esperaba que el mayor se levantara tan rápido y le plantara la hamburguesa en la boca, no iba a desaprovecharla abrió la boca en ese mismo instante y se la devoró por completo. Comida es comida, en África mucha gente muere de hambre y...

¿A quién intentaba engañar? Se la comía porque era la última que le quedaba, no la tiraría a la basura, aunque eso era lo que estaba haciendo al ponérsela al inglés en la cabeza ¿Acaso este no se daba cuenta el gran sacrificio que eso significaba para él? Al parecer no. Como si fuera su culpa que tenga las defensas tan bajas y se enferme por una corriente de aire, de seguro era la edad, oh sí, eso tenía que ser, después de todo nunca se equivoca. O al menos eso piensa.

Terminó de masticar y tragar para luego mirar como el mayor volvía a recostarse como si nada ¿Le había dicho porquería a su hamburguesa? Definitivamente Arthur tenía un pésimo gusto... En comida claro, porque el le gustaba al mayor y si tuviera gustos malos en todo.... Bah, se desvió del tema, la cosa es que no iba a quedarse callado. Para algo tiene boca, lengua y voz. — ¿Porquería? ahahahaha— Rió de forma arrogante — ¿Te has detenido siquiera a probar tu comida? — Arqueó una ceja, con una sonrisa ganadora en el rostro.

Héroe 1 - Iggy 0

Nuevamente intento conciliar el sueño, pero apareció esa molesta y chillona risa.

¿Es que el mundo estaba en su contra hoy? ¡Quería dormir, ¿era tanto pedir? Se volteó para poder observar al menor con algo de molestia, levemente sonrojado a causa de la fiebre, mientras se preguntaba cosas existenciales: ¿Por qué? ¿Por qué el menor se preocupaba tanto de hacerle la vida imposible? había sido bueno, había golpeado franceses, justo como Dios le ordenó, entonces... ¿por qué era castigado de esta forma? no lo entendía, y la verdad, dudaba en que valiera la pena entenderlo.

El menor reía y reía, bien, su risa era soportable hasta cierto punto. En el momento que iba a mandarle a callar, habló. Habló para despreciar su querida comida sana. ¡El menor tenía pésimo gusto alimenticio! Para lo demás... sí, también tenía mal gusto, excepto para el ''amor'' o algo así. El británico tenía un gran ego, por lo que nunca pensaría en que el el rubio ceniza tiene mal gusto en ese sentido, a menos de que estuviera deprimido.

Suspiró y le miró mientras fruncía el ceño, no le iba a dejar ganar. —Claro, y mi comida no me hace tener sobrepeso. No como la grasa tuya a la que llamas comida... ¡estás obeso por esa porquería!— Sentenció, el menor tenía mucha más contextura física que él mismo, y no era mucho más alto. Lo que sí podía asegurar es que ese cuerpo no era hecho de músculos, estaba seguro de que si el menor por X motivo estuviera sobre el, moriría aplastado.


Idiota 1 - Imperio Británico 1

Otra vez ¿Cuantas veces lo había echo ya? ¿Unas mil? Estaba bien que su comida engordara, pero la pregunta era ¿Por qué engordaba? ¡La respuesta era más que obvia! No iba a dejar que el mayor le ganara, menos en una discusión, eso no es para nada heroico.

— Al menos mi comida engorda porque la gente la come mucho, MUCHO. Es deliciosa, por eso la gente engorda con las hamburguesas, cuando prueban una quieren más ¿Qué pasa con la tuya? Cuando le dan una mordida ya no quieren seguir comiendo, ni tú te la aguantas, por eso estás tan delgado. — Tal vez pudo omitir ciertas cosas de las que dijo, pero ya lo hecho hecho está.

Y después de todo nada de lo que dijo era una mentira, de verdad la comida del inglés era asquerosa, su comida realmente era deliciosa y por supuesto que el europeo estaba delgado, si cuando lo tomó en brazos parecía que se fuera a quebrar, podría hasta haberlo tirado al aire y recogerlo sin ningún esfuerzo. Lo de la fuerza sobrenatural queda aparte, el yankee no era muy consciente de eso, para él era más que normal poder llevar un auto tirando de una cuerda durante horas y no cansarse, así que eso no contaba, Arthur estaba flaco y punto.


USA 2 - Uk 1 Yeah.

¿En que momento fue cuando comenzaron a competir? No tenía idea, pero eso estaban haciendo, de todas formas no se iba a dejar vencer ante ese yankee emancipado, malagradecido, subido de peso, infantil, tarado, estúpido, posesivo, y una larga lista de etc.

—Claro, la grasa vuelve adicta a gran parte de la gente. Algunas personas son mucho más inteligentes y por eso saben moderarse si comen una hamburguesa, no como los más tontos que entran en un circulo vicioso hasta terminar con sobre peso, como es tu caso. Además yo tengo una dieta balanceada, gracias a ella me mantengo en forma. Y mi comida no es repugnante, que tu tengas pésimo gusto y no sepas valorar mis delicias es algo totalmente aparte.— Dijo cruelmente. Obviamente mintió con lo de que su comida era una ''delicia'', pero vamos. El de cabellos alborotados tenía orgullo de guerrero y nunca admitiría un error o una derrota tan fácilmente. Primero muerto, aunque fuera imposible por ser técnicamente inmortal, moriría en cuanto el país dejara de existir, y para eso quedaba mucho tiempo.

Lo que el menor lograba solo era provocarle más, esta ''discusión'' perfectamente puede durar más de un día, y ninguno estaría agotado seguramente.

USA 2 - UK 2

De verdad, podían estar así toda la noche, madrugada, día, tarde, etc.

Arthur podía insultar su comida, sus gustos, su forma de ser, su risa, cualquier cosa, podía decir cualquier cosa y no le molestaría tanto como que le llamara tonto. Él no es tonto, por supuesto que no, nada de eso, en su país había grandes físicos e inventores, imposible que el como representante de los Estados Unidos fuera un idiota.

— ¿Qué dices? — Parpadeó un par de veces, haciéndose el desentendido — NO estoy en sobre peso, para tu información estoy absolutamente en forma — Se auto-señaló inspirando absoluta convicción exteriormente, ya que era más que sabido para él que estaba a dieta, pero eso nadie más tenía que saberlo. — Y no digas que tienes una "dieta balanceada" —En las últimas dos palabras imitó la voz del británico, como pudo — Apuesto que estás así de delgado porque lo que cocinas se quema, y lo que no se quema, de todas formas sabe horrible. Admítelo, soy mucho mejor que tú cocinando. Una dieta balanceada es cuando comes la cantidad necesaria de calorías, con lo que comes no te alcanza ni para la mitad. — Y ahí estaba, nuevamente, una sonora carcajada por parte suya.

Alfred tenía la materia gris necesaria para entender que la discusión no se acabaría hasta que uno de los dos se rindiera, ambos tenían una gran gama de argumentos válidos para defender su postura, y como no, si esa pelea no era nada de nueva, llevaban décadas discutiendo por la misma razón, prácticamente se sabía lo que diría de memoria, y estaba seguro que el inglés también, pero el no sería el que se quedaría callado, oh no.

Miraba al mayor de forma altanera ¿Y porque no decirlo? Ya lo había pensado antes, pero es que realmente Arthur se ve demasiado bien cuando está enojado, DEMASIADO. Si la pelea continuaba por mucho tiempo más, no dudaría en ningún momento en acercarse el otro y robarle un beso. Pero este pensamiento aún rondaba por su subconsciente, de lo que si era consciente ahora era de que tenía ganas de seguir peleando.

Con cada palabra chillona por parte del americano, con cada letra que las formaban, y la misma voz del rubio. Aumentaba cada vez más el dolor de cabeza. Se hubiera levantado para encarar al más alto de manera directa, pero no, si lo hacía de seguro caería nuevamente. Así que mejor ni intentarlo.

Le molestó el hecho de que imitara su voz. ¿Se estaba burlando de él? bueno, eso no sería nada nuevo pero el británico es muy torpe e intolerante cuando está como está, tampoco le puede resbalar cada cosa que le digan. Todo es como una estaca que le entierran sin consideración alguna. —Al menos estoy delgado y no cada persona que me ve me dedica un ''debes bajar de peso''. Y para mi es mejor no tener calorías a estar con ellas, y que me sobren para mejorar el asunto.— Dijo sin más, no podía pensar debido al dolor agudo de cabeza, pero era mejor disimularlo a quejarse una y otra vez como un crío.

Quizás... si estaba muy bajo del peso requerido, pero no le importaba del todo. Aunque tuviera anorexia no se iba a morir, esa era su cruel vida. Aunque no podía hacer mucho, su comida si se quemaba, sí, lo admitía para él. Pero si el asunto era subir de peso, ¿cómo?... no le gusta la grasa, nunca le ha gustado, ni las comidas altas en calorías. Tiende a comer poco y relativamente sano, así es desde siempre y así va a ser. No por unos cuantos insultos va a dejarse influenciar. Y mucho menos insultos por parte del gringo. Lo peor es que era una competencia improvisada.

Miraba al menor, solo lo miraba. Sabía que no estaba molesto y que solo estaban ''compitiendo'' por cosa de orgullo, costumbre, y deseos de pisotear al otro. Toda la vida había sido así, aunque para el inglés eran una especie de venganza por lo ocurrido en la guerra revolucionaria, esa vez no quería hacer nada más que insultarle hasta quedarse sin voz quizás, pero le fue imposible debido al dolor. Aunque ahora seguía dolido de alguna manera, no se lo iba a demostrar y mejor le seguía la corriente de la discusión diaria por el orgullo de una nación.

Estaba "escuchando" al otro, o al menos eso aparentaba exteriormente, tenía una ceja arqueada, esa sonrisa prepotente y con una expresión en la que pareciera que en cualquier momento se pondría a hablar de nuevo.

Pero, y hay un gran pero, eso solamente era exterior, por dentro, estaba con una duda existencial, algo que no se podía sacar de la cabeza ahora que lo pensó ¿Y si no? ¿Y si sí? ¿Podría ser un 'tal vez'? Se estaba desesperando, esperó a que el otro terminara de hablar para preguntar.

—Oye Iggy ¿Eso significa que estamos saliendo? — Preguntó de una manera en la que parecía que el británico hubiera estado todo el tiempo a sabiendas de lo que pensaba, cosa que evidentemente no era así. Pero eso era lo de menos, lo importante ahora era la respuesta, la magnifica y gloriosa respuesta que daría el otro a su pregunta. Le miró, bastante curioso, con una expresión bastante infantil.

Comenzó a analizar todas las opciones:

En el caso de que NO, bueno, podría pedírselo formalmente ¿Tal vez sacar un ramo de flores de su chaqueta? No lo sabía, pero sería algo detallista, al inglés le gustan los detalles... sí, podría ser.
¿Y se se lo pedía y este decía que no? Mejor ni pensarlo.

En el caso de que SÍ ... ¿Qué iba a hacer? No lo sabía no lo sabía, lo mejor sería improvisar ¡Eso mismo! En improvisar era excelente, ya se le ocurriría algo.

Esperó ansioso el contraataque del otro, cosa que no llegó. Miraba al menor por la interrogación recientemente hecha, lo miraba, seguía mirándole, sin procesar del todo.

Miró, miró hasta que cayó en cuenta y no pudo evitar sonrojarse considerablemente de la vergüenza, en situación normal le hubiera respondido ambigua y cruelmente. Pero como sus acciones estaban al 40% de funcionamiento, el sonrojo fue inevitable.

Aunque ahora que lo pensaba mientras sentía como su corazón se le iba a salir, entre ellos solo se habían declarado y ya hubieron 2 o 3 besos, no recordaba bien. ¿Si no estaban saliendo... se estaba prostituyendo? ¿si sí lo estaban... desde cuando? eran varias preguntas que taladraban su mente. Intentó formular una respuesta rápida, ya que solo salían balbuceos nerviosos desde hace unos segundos. Se abofeteó mentalmente para calmarse y responderlo, solo como el lo haría: —¿Saliendo? no juegues conmigo, no por que te haya correspondido estamos saliendo.— Dijo y analizó, salió mejor de lo que pensó.

El británico era muy romántico y detallista, le gustaban las cosas lindas y que fueran simbólicas, tanto para él como para su pareja. En otras palabras: era algo anticuado para los tiempos modernos. Pero no era su culpa vivir durante tantos años y que se te peguen algunas costumbres.

Aunque ahora su dilema mental era otro. ¿Acaso el menor tenía en mente pedirle algo?. Analizó esto y sacó varias conclusiones, la verdad ni eran muy ''difíciles'':
- Si el menor salía con palabras, gestos, y actos de valor para ambos. Aceptaría, claro, no sería muy exigente por ahora a causa de que no pensaba del todo bien y esto había sido rápido.
- Pero, si salía con algo de un oso de felpa, palabras mal ordenadas e intenciones explicitas para mayores de 18 años aunque él ya lo fuera, lo enviaría a Neverland para que fuera a freír espárragos, o quien sabrá que.

¿Quieres ver a alguien al borde del colapso nervioso? No hace falta que sigas buscando, acá está Alfred F. Jones al rescate... No, el gringo no estaba en condiciones de salvar a nadie ahora, necesitaba una respuesta, y la necesitaba ahora.

Y ahí estaba el inglés, balbuceando un montón de cosas innentendibles para él ¿Qué demonios estaba diciendo? No entendía ni media palabra, aunque no es como si el otro estuviera diciendo algo. Se estaba poniendo nervioso, tal vez demasiado. Pero estaba fingiendo bien, tenía una expresión de duda y seriedad en el rostro. Al menos el colapso sólo sería interno.

Estaba a punto de decirle al otro que respondiera ahora o nunca y el otro va y habla .... Respiró hondo, intentando que no se notara y exhaló el aire en un suspiro. Miró al británico con una sonrisa radiante y preguntó: — ¿Y si te lo pido de manera formal? — Decía mientras buscaba algo en su chaqueta. Una vez que lo encontró, carraspeó un poco sin darle tiempo al otro para contestar.

Sacó el ramo de rosas rojas ¿Rosas, y encima rojas? Él yankee quería algo más original, pero al parecer su chaqueta no entendió eso.

Se agachó para quedar a la altura del otro ¿Por qué justamente el rubio tenía que estar sentado? Ahora encontraba que estaba siendo muy cliché y su posición, también. Pareciera que le fuera a pedir matrimonio de esa forma, apoyando una rodilla y un pie en el suelo.

Ya estaba ahí, con el ramo frente al otro, no se iba a echar atrás ahora... ¿O sí? Estaba nervioso ¿Nervioso de qué? Ni él mismo sabía ¿Y entonces, por qué no hablaba? Se quedó mudo por unos instantes, tenía abierta la boca pero no lograba que salieran palabras de su boca. Se golpeó internamente, estaba haciendo el ridículo. Miró fijo a Arthur a los ojos, bien, estaba decidido. — Arthur Kirkland. I love you ¿Quieres salir conmigo? —Dios, no se le daban estas cosas.

Sonrió de lado, conteniéndose de salir corriendo hacía algún lugar donde no le encontrara nadie.

El inglés estaba frustrado ante la situación, no sabía como reaccionar; asustado, esto era demasiado nuevo y no le gustaba para nada; en shock, ¿de verdad esto estaba ocurriendo? tenía que ser una mentira, debía ser una mentira. Él no se lo creía, ni sus hadas tampoco. Era un mal sueño, sí, debía ser eso.

Esto era imposible e irreal. ¿Por qué debía creerlo?. Alguien que lo abandonó hace mucho tiempo, ahora quizá le pidiera una relación, no calzaba.

El británico era completamente consciente de que tarde o temprano iba a ceder y colapsar en ese mismo lugar, en este momento lo que más deseaba era tener un ''accidente'' debido a su estado deplorable y alcoholizado. Sería lo más bueno que le hubiera pasado en la vida, aunque tarde o temprano tendría que asumir las consecuencias nuevamente, y el gringo sacó un ramo de rosas rojas de su chaqueta e hizo la primera pregunta.


Una de sus hadas se posó en su hombro y le animaba, aunque el isleño no reaccionaba. —S-sir! Calm down, please!— Y la pequeña Flanne no sabía que hacer. No era normal que su ''amo'' estuviera tan shockeado. El británico la habría regañado en condiciones normales ya que la hadita era una pequeña espía que vigilaba cada movimiento inglés, pero ahora no estaba en si. Eso si la pequeña tenía algo a su favor: El yankee frente a ellos no lograba verla ni escucharla, una habilidad que debía aprovecharse.

El británico escuchó la segunda pregunta y procesó durante un buen rato, mientras los colores se le iban subiendo lentamente al rostro, él no lo notó. Su cuerpo comprendía todo, mas no su mente. Se quedó en silencio un buen rato mientras sentía que algo se le iba a salir del pecho, aún así no reaccionaba.

Silencio, silencio, y reaccionó. —¿A-algo así como... p-pareja?— El sonrojo británico era potente, tanto por el alcohol de su cuerpo como la vergüenza increíble que sentía, además la pose del yankee no hacía esto a la ligera. Parecía más proposición de matrimonio. —Y-yo...— No, no podía. Ni juntando todo el valor del mundo que tuviera era capaz.