Ein besonderer Besuch [Privado]

Bajó la mirada al notar su pecho desnudo y "libre", ahora lo único que tapaba su cuerpo, eran las bragas, que cubrían su intimidad. La belga no tenía cicatrices o semejantes, tal vez pequeñas marcas en la espalda, pero pasaban desapercibidas. Emma no era un país echo para luchar, a pesar de su sangre germana, no, ella era partidaria del dialogo, a pesar, de que su país, sea de los mas invadidos de toda Europa. Levantó la mirada al ver que no hacía nada y le miró a los ojos, asintiendo levemente.

Abre los ojos desmesuradamente al escucharle, su corazón late a mil por hora, su cara se vuelve carmín ¿Se lo había dicho? ¡Le había dicho que al ama! Quería saltar de felicidad y gritar al mundo que el alemán la amaba, pero no hizo eso, sino, que se acercó a él, sus pechos se juntaron y le besó, con ternura, pasión, cariño y sobretodo con amor, un amor muy antiguo.

Le siguió el beso, abrazándolo y acariciando su espalda, hombros, desordenando su cabellos; pasó suavemente la lengua por el labio inferior del hombre, y se acabó recostando en la cama. Aquello era un sueño para ella y no quería que se terminara nunca. No podía describir lo que sentía en esos momentos, con simples palabras, por ello se lo demostraba con acciones, en cada caricia y beso, iban sus sentimientos por el alemán.

Soltó un jadeo y abrío los ojos sorprendida, al notar las caricias sobre "Bruselas", no se esperaba aquel paso parte de Ludwig, con ello, se dio cuenta de lo deseoso que estaba. Llevó las manos, temblorosas, al pantalón del alemán, desabrocho el cinturón y el botón. No pudo seguir pensando o actuando, las constantes caricias al excitaban.

Dejó de jadear al no sentir, ya, las caricias que él le estaba proporcionando, pero si nota, cuando este la dejó completamente desnuda, contuvo un suspiro, ahora no había ninguna prenda de ropa que la tapara. Emma desvió la mirada hacia la puerta, sus mejillas adquirieron, una nueva tonalidad de rojo, se había puesto nerviosa, no podía evitarlo, pues era ÉL, el quien la estaba viendo.

Le miró un poco de reojo, pero rápidamente volvió a desviar la mirada, estaba esperando a que él otro hiciera algo. Su piel estaba bañada, por una fina capa de sudor, y tenía un color rosáceo.

Su cara alcanza rojos insospechados, al ver a "Berlín" en todo su esplendor ¿Aquello lo había provocado ella y sus acciones? Acarició la mejilla de Ludwig y le dio un suave beso, "tranquilo", susurró en su oído, para que el otro se relajara, pues lo veía muy nervioso. Le besó y acarició el torso para darle mas confianza, había llegado hasta ahí, y por su parte, Emma, no se iba a echar atrás.

- Lud, respira liebe ¿O es tu primera vez? - alzó una ceja, curiosa por aquello, a pesar de ser amiga del alemán, por tanto tiempo, nunca le habían hablado de aquel tema tan íntimo, a pesar de la cercanía de ambos, pero ahora, eran pareja, o eso suponía - no tengas miedo - besó sus labios

Le gustaba aquella delicadeza con la que le trataba, a pesa de que ella, podía bien ser muy ardiente, en temas de cama, no por nada, tenía sangre francesa en sus venas. Jadeó, la notar como "Berlín", tocaba su intimidad suavemente, para después, Ludwig entrara en ella. La belga dio un gemido, bastante alto, pues aquello le había producido mucho placer, mas, el echo de que él, masajeara su pecho.

Besó el cuello de Lud y le dejó alguna que otra marca, la excitación y el placer, nublaban su mente, y se dejaba guiar por su instinto y el amor que sentía con él; lo amaba, en esos momentos, no le importaría que el mundo se acabara, pues ella era muy feliz a su lado. Movió un poco sus caderas, para darle confianza al otro.

Emma se movía al ritmo de él, para que ambos alcanzaran mas placer; correspondió a aquel beso con ternura y pasión. Atrajo el cuerpo del alemán hacía sí, y rodeo con sus piernas la cadera de Ludwig. Ya no jadeaba ni suspiraba, ahora gemía por los roces de ambos sexos, que cada vez eran mas rápidos.

Pasó sus brazos alrededor de la nuca de Ludwig y gemía su nombre, en el oído de este. La belga no podía pensar en aquella situación, sólo besar, acariciar y querer a aquel hombre, que le había robado el corazón, hace tanto tiempo ya.

Su columna se arqueó y echó la cabeza hacia atrás, por las múltiples oleadas de placer, que estaba sintiendo en ese instante. Se sujetó a sus hombros y no pudo evitar clavar las uñas, gracias que las llevaba cortas, sino la marca sería mucho mayor. Movió sus caderas mas rápido, buscando más contacto entre ambos. Ella no sería una amante pasiva, por lo que besó con pasión, el cuello y pecho de Ludwig.

Recibió aquel beso, más agresivo que los anteriores, gustosa y correspondió de las misma manera, ardía de deseo y placer. Cerró los ojos y gimió mas fuerte, su intimidad se tensó, dando a entender, que el momento estada cerca.

Emma no dejaba de gemir, aunque estos se quedaban ahogados, ya que casi no daba respirado, por lo que apoyaba su boca, contra el cuello de Ludwig. Su intimidad, no dejaba de contraerse, pues, ella estaba llegando a su límite. Enrojeció, mas de lo que estaba, al oír como su pareja, gemía su nombre, eso la llenaba de goce y placer, también de un gran orgullo.

- ¡Lud! - gritó fuerte, llegando al orgasmo y acabando viniéndose. Jadeo, para recuperar el aire perdido.

Envolvió con sus brazos la espalda de Ludwig, y apoyó la cabeza, en su hombro, respiraba de forma agitada, pero poco a poco, su respiración, fue mejorando. Acarició su cara, mientras el miraba a los ojos y sonreía, dejó un beso en la mejilla del otro.

- Te amo - susurró cerca de su oído, le abrazaba fuerte, no quería separarse de él, ni un instante. Se recostó en el colchón. Estaba sonrojada y sudorosa, con el cabello desordenado y revuelto, la cinta blanca, caída en la almohada, pero sobretodo, estaba muy feliz.

Se acurrucó en el pecho del mayor y tapó a ambos con la sábana y manta, no quería que cogieran frío y pillaran un resfriado. Cerró los ojos y dejó que la tranquilidad le envolviera, una sonrisa adornaba sus labios, su piel aún estaba sonrojada, por lo que acaban de hacer. Ella, escuchaba el sonido del corazón de Ludwig, sus latidos y apretaba su mano, no quería separarse de él, nunca.

Acarició su mejilla en respuesta al "ich liebe dich", Emma acabó durmiéndose entre sus brazos, estaba cansada y muy feliz, por lo que acaba de pasar.