¡Café Maid!~ (Libre)

Escuchó atenta las preguntas del otro, sin siquiera molestarse a mirarlo a la cara. Seguía entretenida en sus uñas, como si estas fueran algo sumamente interesante.

- Mi hermana me obligó a trabajar aquí. Según ella, no quería quedarse sola o algo por el estilo - se limitó a contestarle, bajando la pierna que tenía sobre la otra para después volver a cruzarlas.

Y de allí, se quedó nuevamente en silencio. No pensaba seguirle la plática. Él tenía que seguir tratando de mantener una conversación coherente, después de todo, era el amo, y ella simplemente seguía órdenes. Soltó un suspiro, aburrida, y se preguntó seriamente cuando terminaría aquella tortura. Suficiente tenía con estar recordando a cada rato lo que había sucedido en su casa y en el bar...

Estaba comiendo mientras escuchaba al mayor. Sabía que encontraría una manera de librarse de su pregunta sin decir absolutamente NADA.

— Egbres Ubgn — Tragó lo que tenía de comida en la boca — Aburri~do Iggy ¿Algo tan malo hiciste para llegar hasta acá?— Pensó un poco y agregó con una sonrisa burlona — ¿O es que te gusta usar vestido? Tal vez te gusta la campanita que tienes en el cuello. — Estalló en risa de solo pensar que fuera cierto.

Ni se había fijado, pero las dos veces que el británico sonrió le había parecido totalmente... ¿Lindo? Se abofeteó mentalmente por eso ¡Ya se había sorprendido a él mismo ya muchas veces pensando así del mayor! Y lo peor de todo es que sólo en esta semana llevaba 3 ¿Cómo era posible que su cabeza se preocupara tanto por el rubio?

Miró de arriba a abajo al chico vestido de maid frente a él, sin darse cuenta una sonrisa tonta se formó en su rostro.

Ya sabía de antes que le gustaba el inglés, los pensamientos de hace un rato eso sí, formaban parte de su vida diaria, al final se terminó acostumbrando a estar confundido, y era mejor así, vivir engañándose el mismo era más fácil que afrontar la realidad de frente.

— De todas formas, Arthur, eres peor de lo que pensé — Agregó finalmente intentando que el de ojos verdes no notara esa tonta y absolutamente obvia sonrisa que puso hace un rato.

Caminaba a paso tranquilo, con las manos guardadas en los bolsillos de mi pantalón y con mis gafas oscuras, disfrutando al recibir las miradas de las chicas. ¡Era todo un galán!

Me detuve cuando llegué al café para mirar el letrero. Me habían dicho que estaban abriendo un Café Maid, por lo que no pude dejar pasar la oportunidad para echar un vistazo y de paso tal vez conquistar a alguna que otra chica. Una sonrisa algo tonta se me formó en el rostro ante ese pensamiento, para luego sacudir la cabeza y decidirme a entrar.

Sonó una pequeña campanita al abrir la puerta, y sentí que había llegado al paraíso tan pronto observé a esas hermosas maids.

-Enseguida tulajdonos*-le contestó para después hacer una reverencia y girarse en dirección a la cocina para decirle a las demás chicas la orden y mientras esperaba que le diesen el pedido de su hermano se apoyó en la barra mientras tamborileaba sus dedos sobre la superficie del tablero y miraba a su alrededor asegurándose de que no pasaba nada divertido sin que ella, como mínimo, lo viese o grabase.

¿Y qué fue lo único que vio medianamente a su gusto? Al británico y al estadounidense hablando, si eso, nada más y nada menos que hablando. Bufó. Podrían hacer algo más interesante que hablar. Algo con lo que pudiese escribir o dibujar algunos doujinshins pero nada, no hacía nada más aparte de hablar, y sufrir por parte del inglés, según ella.

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tulajdonos*: amo según google

Fail.... lo sé :A:

Un escalofrío le recorrió la espalda cuando sintió una mirada sobre ella y se giró un poco viendo a su tío mirarla logrando que otro escalofrío más grande la recorriese y este calmándose sólo cuando vió que este se centró de nuevo en la alemana. ¡¿Cuando demonios comprendería su tío que desde que le robó a sus habitantes lo odiaba a muerte?! ¿¡Es que era tan imbécil como aparentaba?!

Y justo cuando pensaba que ya no vendría más clientes y que por tanto su trabajo ya había terminado y podría volver a su casa con total tranquilidad y que a nadie le importase la puerta se abrió de nuevo dejando ver al italiano. Genial, ahora no podría irse. Si llegaba más gente quería decir que su turno no había terminado y que por tanto debería seguir ahí, delante de la puerta, soportando a todos los clientes del lugar por culpa de las estúpidas peleas de su padre y de su tío. Simplemente genial, tendría que lidiar con más gente ¡y encima con un italiano! ¡Ya sólo faltaba que llegase algún ruso o algún francés!

En un instinto para calmar su molestia se pellizcó el brazo de forma que nadie la viese y después de dirigió al italiano, intentando sonreír moemente para que la japonesa no se "enfadase" con ella.-Bienvenido amo, ¿desea algo?

La sonrisa regresó a su rostro cuando vio a la italiana regresar con su malteada. Se incorporó casi de inmediato, y la sonrisa que tenía ahora en sus labios era casi tan radiante como el foco de encendido de la cámara del húngaro y la húngara(?).

- D-danke - agradeció, algo tímido. Nunca se había puesto así frente a una chica, pero algo le decía que debía de comportarse de lo más lindo con ella o de lo contrario le podría ir mal.

Miró la malteada durante un largo rato. Su rulo siseaba, indicándole que algo no andaba bien, pero él no le hizo caso. No la probó porque ya había comido algo antes de ir allí. Esperaría a que se le bajara un poco la comida para comenzar a tomar su malteada. Regresó su mirada hacia la otra, pensando que realmente se veía adorable de aquella manera.

- S-si quieres p-puedes tomar asiento... - balbuceó de forma rápida y nerviosa, alzando su brazo para señalar la silla de al frente. Claro está, tiró sin querer el vaso con su pedido, esparciendo el líquido por toda la madera y parte del suelo - ¡A-ah...! ¡¡Perdón!! - se apresuró a decir. ¡Demonios! ¡Y ella que con tanto esmero mentira le había preparado la malteada mentira, él venía y la tiraba!

Sólo atinó a golpearse la frente con la mesa, de nuevo, sabiendo que la otra lo odiaría más por eso.

Mientras que su hermana le traía su pedido, él se quedó mirando a las demás maids del local. Louise parecía que se quería dar un tiro, la chica de cabello verde parecía querer matar al muniquense, Yao... bueno, haría un buen material con él, al igual que con el polaco. ¡Y ni se diga del americano y el inglés! El UsUk era lo que más daba en esos días... o incluso el UkUs.

Una sonrisa maligna se asomó en sus labios, y mientras que se acomodaba lo mejor posible en su asiento, se dedicó a contemplar todo desde su lugar estratégico, esperando que sus cámaras lograran grabas buenos ángulos.

Arqueó una ceja ante las palabras y risa del contrario, resistiendo las enormes ganas de lanzarse encima para golpearlo, literalmente. Molestia. Eso era lo que le causaban las burlas del americano, quizá eran solo juegos, pero eso no quitaba el hecho de que el británico era poco paciente ante estas. Murmuró unas cosas por lo bajo mientras el otro se reía escandalosamente, quería matarlo, destriparlo si era posible, su cuartada podría haber sido afectada.

Miró hacia los lados de reojo, viendo a los dos húngaros en cada lado. Oficialmente, esto no iba a terminar bien. Sabía que los húngaros harían lo que sea por conseguir material, incluso encerrarlos en el cuarto de limpieza y tenía... miedo. Al británico le daba miedo estar TAN cerca del rubio, era una de las pocas personas que podía dañar su ser profundamente sin esfuerzo alguno, lo odiaba por este don.

Volvió a mirar al rubio ceniza en cuanto habló, volviendo a molestarse. No pudo evitar tomarlo del cuello de la chaqueta con ambas manos y acercarse a el, al mismo tiempo que le acercaba. —Mira, idiota. Yo no vengo aquí para soportar burlas, mucho menos de tu parte. Si quieres que este aquí solo para que te rías de mi, uno de los dos va a terminar en el hospital, y sabes perfectamente quien será, ¿no?— Cada palabra que dijo, cada sonido que dejo salir, estaba cargado de un odio profundo, si fuera por él le hubiera ahorcado allí mismo, pero era mejor no hacerlo por el bien del café. Luego le soltó con fuerza y tomó la típica bandeja de las maids para hacer una leve reverencia. —Llame si necesita algo más, my lord. Tiene un timbre a su lado, yo sabre si me solicita gracias a él.— Y dio media vuelta para retirarse. Indignado.

Sentía el odio de la japonesa hacía él desde algún lugar, pero no le importó. Su paciencia duró menos de lo que pensó, pero no quería este trabajo, definitivamente le encantaría salir corriendo de allí. Y con el yankee cerca las ganas aumentaban a sobre-manera. Su más grande deseo era llegar a la cocina y encerrarse allí, quizás insultado a todo el que se le cruzara. Miró hacía los lados ante un extraño aroma y pudo ver al polaco siendo ''agredido'' y... su cabello en llamas. —¿Qué diablos ocurre allí?...— Murmuró algo preocupado, el polaco le preocupaba en cierto modo, era demasiado torpe. Pero no iría a comprobar, solo se quedó mirando de reojo mientras caminaba.

Una vez volvió a la mesa de su hermano dejó lo que había pedido delante suya y suspiró pesadamente-Yao se ha ido...-y así era, ahora tendría una posibilidad menos de yaoi que grabar... o una posibilidad menos de grabar cualquier cosa.

Lo que la extrañó fue la forma en la que vio que se iba el chino, parecía que huía de algo aunque bueno, eso era normal ya que no había sólo una rusa en el local sino dos y daba bastante pena de que ambas fuesen a por él. Seguramente ahora ambas se pelearían diciendo que la otra era la culpable de que el chino se fuera y... Un momento eso sería bueno. Sonrió maliciosamente y miró a su hermano. -Puede que haya yuri~ -canturreó, aunque fuera yuri en vez de yaoi al menos era algo, ¿no? Y ese algo lo aprovecharía.


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Tras siglos sin que nadie conteste aquí ya era hora de que alguien lo hiciera, ¿no? Así que venga.... ¡CONTESTEN TODOS COÑO!-huye-

Miró a la italiana cuando la llamó, al parecer ella también estaba metida en esto. Sinceramente no quería contarle que se encontraba allí por haber perdido una apuesta. -Umm... Sí, es una larga historia...fusoso...-rió nerviosa.

Con el tiempo fue viendo como iban pidiendo a maids, como el chino salía huyendo(?) y bueno para no estar parada Sakura la mandó a la cocina junto a Cat.

Suspiró. Menos mal que nadie la había ordenado, le daba un montón de corte que la vieran así y más corte aún decir "amo". Ojalá que siguiera así, de todas formas sólo debía trabajar allí por un día y ya habría cumplido con su parte de la apuesta. Una pregunta pasó por su cabeza para después mirar a la sur italiana.-Oye Cat, ¿tú por qué estabas aquí?-Jamás pensó que a ella la podría ver allí. Es más jamás pensó ver aquí a la alemana, a la rusa, a las danesas, a la húngara, al cejón, al chino, a los polacos... un momento a los polacos si se esperó el verlos(?), bueno, en resumen no se esperó ver a tantos conocidos y eso era lo que más la incomodaba porque si eran desconocidos sería mucho más fácil....