Los fantasmas no son lo mío... (Privado: Isa)

Caminó por entre las tumbas del cementerio con paso firme... o bueno, lo más firme que podía, que... vamos, le temblaban las piernas y su rostro estaba pálido azulado por culpa del miedo.

Había quedado en una cita con la española para conmemorar el mes que cumplían de estar saliendo, y realmente detestó el lugar que Isabel había elegido.

¿Por qué rayos en el cementerio? Maldijo por lo bajo, ¿Qué tenía todo aquello de romántico? Se suponía que a las chicas les gustaban los lugares más tranquilos, y con flores...

Se lo pensó por un momento.

Sí, el cementerio era tranquilo y con flores en las tumbas, pero no era eso a lo que se refería.

Suspiró para tratar de calmarse un poco, recargándose contra el tronco de un árbol. Por lo menos podía aparentar estar... no tan asustado en lo que la esperaba.

Caminó entre las tumbas totalmente tranquila apesar de que en su rostro se podía apreciar la melancolía, tristeza y recuerdos que el lugar le daba. Se había adelantado un par de pasos para que el italiano no se percatase de su expresión, no quería preocuparlo por algo que pasó cuando él ni siquiera había nacido.

Se paró frente a un par de tumbas bastante antiguas pero que aún así estaban limpias y tenían un ramo de flores recientes cada una. Seguramente alguno de sus hermanos habría venido recientemente. Se agachó y acarició una de ellas al tiempo que sonreía levemente e intentaba no llorar apesar de que algunas lágrimas se le escapaban. Descansa... Mamá...-susurró y besó al lado del nombre en la tumba para después repetir la acción en la tumba de su otro lado.-Y tu también, papá...-tras eso se levantó y se secó las lágrimas silenciosas que le habían caído sin querer.

Una vez secas, se le acercó a Lovino como si nada hubiera pasado y sonriéndole. Se le notaba mucho a él que no le gustaba este lugar.-Siento mucho haberte traído aquí...-se disculpó-Si prefieres otro lugar sólo dilo

¿Por qué había elegido este sitio? Porque la noche de Halloween en su zona era la noche de los muertos, el momento de honrarles... Y por ello debía visitar y honrar a sus progenitores, aunque no fue al final capaz de venir sola y por ello aprovechó esta oportunidad. Aparte de que esa noche se sentía rara y no quería estar sola.

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me quedó... Raro .-.

No la vio venir, estaba más ocupado tratando de mentalizarse que él no tenía miedo, que los fantasmas no existían y que todo estaba bien, por lo que pegó un brinco, soltando su característico "chigii" cuando escuchó la voz de la española de la nada.

Ni se había percatado que hasta se había subido a la mitad del árbol para aferrarse a este como un gato que le teme al agua, hasta que la miró desde arriba cuando ella dijo lo segundo ante sus reacciones tan exageradas.

Se bajó de un salto, intentando recuperar la compostura para salvar su imagen por lo menos. Se puso firme y carraspeó, fingiendo que nada había sucedido.

-No, no, estoy bien aquí...- Tal vez no sonó convincente, pero por lo menos medio salvaba su orgullo.

Observó los alrededores, ¿Qué se podía hacer en un cementerio?...

Arqueó una ceja divertida para después empezar a reir con suavidad y por lo bajo no queriendo que pensase que se reía de él. -Si ya lo veo... fusoso~-Se veía tan... ¿Adorable? Era tan tierno verle así, parecía que estaba temblando, y eso se le hacía jodidamente tierno y adorable.

Inspiró y se mordió un poco el labio para así dejar de reír, no quería que el otro pensara mal.-Lovino, ¿Tienes miedo a los muertos?-preguntó totalmente curiosa y sin poder evitarlo, no veía otro motivo para que reaccionara así en el cementerio. Ella pensaba que miedo era absurdo porque el alma de todos los muertos se iban al cielo junto a Dios, ¿no? Además de que nunca pensó que los muertos pudieran levantarse de sus tumbas y atacarla, eso era imposible.

Medio hizo un puchero al ver que la otra no le creía para nada su actuación para parecer valiente, y tras de eso con lo mucho que le estaba costando el no temblar como gelatina al verse rodeado de tumbas en las cuales esos cuerpos putrefactos podían alzarse como zombies e ir por ellos a comérselos...

Un ligero tic asomó por uno de sus ojos, comenzando a sudar frío una vez más cuando su cerebro le recordó muy gentilmente todas las imágenes de las escenas de terror que vio en la vida.

-¿M-miedo? ¿yo?- Balbuceó, intentando todavía parecer valiente e ignorando que su propia voz le temblaba. -C-claro que no, no seas ridícula- Y acto seguido profirió una risa nerviosa que frustradamente intentó ser una llena de confianza para despejarle las dudas.

Un sólo ruido o movimiento que proviniera de alguna de las tumbas y se orinaba en los pantalones...

Su vista estaba centrada en él, observando con diversión pero también con curiosidad cada uno de los pequeños gestos tanto de miedo como para parecer valiente que emitía. No era tan tonta como a veces parecía, y notaba a la perfección que a Romano le costaba mucho el no salir corriendo de un instante a otro, eso lo hacías más tierno aún y le daban unas fuertes ganas de abrazarlo y estrujarlo con fuerza.

-Tienes miedo, estoy segura, tu voz tiembla-indicó, intentando decirle que no hacía falta que fingiese delante de ella.

Entonces una ardilla saltó de un árbol cercano hasta el árbol que el italiano tenía justo detrás, haciendo un pequeño ruido por el choque de ramas y hojas.-¿Um? ¿Qué ha sido eso?- ella, al estar atenta a los gestos del otro, no había visto al pequeño animalito por lo que en esos momentos su curiosidad aumentó al oír el ruido.