Unerwartet [Privado/Louise]

Ese lugar no le gustaba para nada,las multitudes,mucho menos.

Se encontraba apartado de aquellas personas que parecían estársela pasando muy bien,todas danzando con sus máscaras y vestuarios por demás extravagantes que solo los ebrios -Y quizás,los locos.- pueden portar sin temor alguno al ridículo.

Pues bien,él aún no se encontraba para nada ebrio como para unirse a su celebración. De echo,ni siquiera reviso si alguien estaba sirviendo alguna copa -Aunque vamos,es mas que obvio que esperaba algún tarro de cerveza.-,ya que los motivos para estar ahí distaban mucho de lo que los humanos considerasen 'diversión'.

Tenía hambre,demasiada. Y debía aplacarla de una manera mas o menos 'calmada',o dejarse llevar por su instinto animal y destrozar a dentelladas al primer incauto que se le pasará por delante. Lo cuál no le costaría ningún esfuerzo,claro, pero debía mostrar que tenía un lado...¿Humano,civilizado? No encontraba la palabra correcta.

Vestido con capa y antifaz,tan solo para lucir un tanto acorde a la celebración que pasaba ante sus pupilas,espero. No planeaba llamar demasiado la atención,así que aún podía mantener algo de paciencia,antes de que fuera dominado al cien por ciento por sus instintos primarios.

Notó que se le acercaban. Una fugaz sonrisa se dibujo en su rostro.

Caminó lentamente por las calles, moviendo las caderas de una manera algo seductora. Y lo odió. No quería llamar la atención, pero realmente era algo que no podía evitar. Sus movimientos eran naturales, felinos, y aquello le molestaba. Su cola se movió de un lado a otro, y sus orejas también.

Sus ojos miraron atentos a su alrededor, a pesar de que un pequeño antifaz blanco cubría su rostro. Se suponía que debía de encontrarse con él en ese lugar, pero lo malo es que no habían acordado un punto exacto. ¿Cómo pudo olvidarse de eso? Soltó un suspiro y siguió andando, evitando a toda aquella criatura del sexo opuesto que se le insinuaba.

Notó una figura conocida a lo lejos, y una sonrisa algo tímida surcó por sus labios. Animada, a pesar de que no lo mostraba, se acercó a esa persona hasta quedar a una distancia considerable para no molestarle.

- Bruder - le sonrió, de una manera felina -. Al fin te encuentro.

El aroma de su hermana fue el que ayudó a identificarla,mas que el escuchar su voz o el verla tan cerca suyo.

-Schwester...-le saludo,de una manera que bien podía considerarse algo fría,pero tanto él como ella sabían que eso de expresar sentimientos no era muy propio de el germano. Observo,de reojo,como algunas miradas lascivas se posaban en la rubia. Fulmino con la mirada a aquellos hombres que osaron verla así,por no decir que también soltó un gruñido apenas audible,pero lo suficientemente amenazante como para darles a entender que les convenía estarse lejos. Muy lejos.

-...Hallo.-finalizó. Miró a su hermana.Lucía muy bien,como toda alemana,era hermosa.Internamente,se enorgulleció de eso.

Le tendió el brazo,esperando que lo tomase para poder seguir a la caravana,o lo que ella quisiera hacer. Encontraría comida en el camino,esperaba.

Ignoró las miradas que se posaron sobre su cuerpo, al igual que el gruñido que su hermano soltó. Para ella, era algo muy común que la gente la mirara de aquella manera, así que estaba acostumbrada, de una manera u otra.

Su sonrisa creció un poco más ante el saludo del otro, que si bien pudo sonar algo frío y distante, ella sabía que su hermano no era de los que mostraban fácilmente sus emociones. Al notar su pequeño gesto con el brazo, lo correspondió, y le animó a caminar entre la gente que danzaba o reía bajo sus máscaras coloridas. Tenía tiempo sin pasar un rato entre "hermanos" con el mayor, y aquel festival era una oportunidad para recuperar el tiempo perdido.

- Humm... - comenzó a decir, levemente apenada -. ¿C-cómo has estado, bruder? - preguntó, con una leve sonrisa que sólo le mostraba a él.

Camino,con su hermana del brazo,entre la multitud,pasando con habilidad entre ellos y abrirse camino. ¿A donde? Bueno,a donde sus pasos les llevaran. Después de todo,lo que era verdaderamente importante era pasar tiempo con su 'hermanita',aunque comprobaba que la rubia no tenía,ya, absolutamente nada de 'pequeña'.

Rememoro los tiempos cuando ambos eran niños,y una sonrisa se dibujo en sus adentros.
Volteo un poco el rostro al escucharle.Notó aquella sonrisa tímida y le agrado saber,que, al menos,era mas sencillo para uno de los dos demostrar sus sentimientos.

-Pues...-hablaba mientras caminaba,por lo que pensó bastante la respuesta.Vamos,le estaba yendo muy bien últimamente,demasiado bien,perfecto...¡Debía compartirlo con ella!

-...Gut.Lo normal.-comento, con aquella frialdad que salía a pesar de que él no lo deseaba.Maldijo mentalmente.

Escuchó atenta su respuesta, y como siempre, ignoró la frialdad del otro. Recargó su mejilla contra el brazo de él, y casi estuvo a punto de ronronear. Casi.

- Me alegro - contestó. Cuando estaba con su hermano, dejaba de ser aquella chica ruda que miraba a los demás como si fuera a matarlos. Pasaba a ser una tranquila e inocente muchacha, como si otra vez volviese a ser una niña.

Su cola se agitó de un lado a otro cuando un delicioso aroma inundó su nariz. Sus mejillas se sonrojaron y pronto se vio señalándole a su hermano un pequeño puesto de pastelillos.

- ¿Podemos ir a comprar unos? - preguntó, animada, pero sin expresarlo mucho en su voz.

Él también sintió un aroma delicioso inundar sus fosas nasales. Su olfato era mucho mas delicado en su estado, podía oler cualquier cosa aunque estuviera a una distancia considerable. Escucho la petición de su hermana y asintió con la cabeza en un rápido ademán. Era su hermanita, a pesar de que había crecido, y quería consentirla. Le llevó,pues, a la tienda. En el camino,algunas personas se les quedo mirando, ya que llamaban mucho la atención por su apariencia.

En cuanto llegaron, su vista se poso de dulce a dulce, se veían deliciosos todos. Miró a su hermana,ella debía decidir primero.

-¿Cual se te apetece?-pregunto,educado.

Miró cada uno de los panecillos con estrellitas en los ojos. Si sus hermanos la hubieran visto, sin duda alguna hubieran recordado cuando ella apenas era una niña. Y aunque ya era una mujer madura, casada y con un hijo, no podía evitar comportarse de aquella manera cuando estaba con Ludwig.

- Humm... ¡Un pastelillo de chocolate! - medio ronroneó, moviendo su cola de manera animada - ¿Y tú? - volteó a verle, con una sonrisa.

Mientras que esperaba a que su hermano se decidiera y que el vendedor les diera sus pedidos, comenzó a dar unos pequeños saltitos de alegría.

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No sabía que poner -facepalm-

Se mostró algo sorprendido por verla así de entusiasmada,pero paso rápido la sorpresa para sonreír. Verla así era sinónimo de recordar viejos tiempos, cuando ambos eran niños y eran prácticamente inseparables...Pero esas épocas habían terminado,ahora cada quien tenia su vida echa. Aunque obviamente,siempre iban a estar el uno para el otro.

-...También de chocolate.-pidió al vendedor. De pronto,sintió una punzada de dolor oprimirle el estomago. Hizo una mueca,pero disimulo. No quería transformarse ese día,mucho menos con su hermana a su lado...No se perdonaría si la lastimaba.