Broderskab (solo daneses)

Comenzó a alterarse al ver el estado de su hermana. A diferencia de su gemelo, él jamás había visto llorar a Clady, por lo que sus nervios no hacían más que crecer.

Decidió mirar algo asustado a su hermano, como pidiéndole ayuda, alguna idea, lo que fuera que pudiera tranquilizar a Clady, mas éste no parecía estar mucho más tranquilo que él. A pesar de todo, una idea se les vino a la cabeza al mismo tiempo, y sin necesidad de palabras, se entendieron.

Abrazó a la mayor al mismo tiempo que Bent, intentando así apaciguar su llanto.

-Søster... no llores- Pidió quedito, sintiendo que lloraría también si no conseguían calmarla.

Cuando sintió que los dos hermanos la abrazaban, trató de parar su llanto. Al principio no lo logró, pero ya después de unos momentos, comenzó a sollozar, mientras que hipaba un poco. Se limpió las lágrimas con el dorso de sus manos, sintiéndose algo tonta por haber llorado de esa manera frente a ellos, puesto que se suponía que debía de mostrarse fuerte para no preocuparles.

- ¿N-no m-me odias? - le preguntó a Kent, mientras que le miraba fijamente. Sus mejillas estaban rojas a causa del llanto, y su cuerpo seguía dando brinquitos debido a su insistente hipo.

Abrió un poco más sus ojos ante la pregunta. No se esperaba aquello... es más, ni sabía como le pudo haber pasado ese pensamiento por la cabeza.

-Søster...- La miró algo preocupado al saber lo que ella pensaba. -No hay forma de que pueda odiarte- Le explicó con su mismo tono bajito. -Jamás podría- Agregó, volviendo a ocultar su rostro entre el hueco de su hombro y el cuello para abrazarla un poco más fuerte.

Asintió, contenta de saber que no le odiaba por casi matarlo accidentalmente. Siguió hipando mientras que se limpiaba las lágrimas, y cuando sintió que al fin se había calmado, comenzó a jugar con sus dedos, avergonzada.

- P-perdón por ponerme así - murmuró, sonrojándose como nunca en su vida por culpa de la pena - ¿L-les parece si comemos de una vez? - susurró, queriendo olvidarse de lo que había pasado hace unos momentos.

Se sentó en el suelo del pasillo recargándo su espalda contra la pared y escuchándo todo lo que decían sus tíos, sin atreverse a entrar.

¿Cómo había llegado hasta allí? Muy sencillo, su casa estaba al norte de esta llegándo a ser la más cercana y por ello se enteraba con facilidad de todo lo que le pasaba a su tío Kent. Por eso cuando se enteró de que se había desmayado no dudó ni un segundo en entrar a la casa y esconderse quedándose vigilándolo porque sabía que no haría más que extorbar pero aún así quería estar presente y asegurarse de ver con sus propios ojos el estado de su tío.

Nunca había podido asimilar del todo la enfermedad de Kent. Él siempre la había tratado muy bien y era una persona muy buena y amable por lo que no comprendía como él podía tener esa enfermedad tan grave y bastardos como su propio padre podían vivir sin ningún problema.

Se acercó a la puerta, a gatas y aprovechándo que sólo estaba entornada, para echar un vistazo y así poder ver con exactitud qué pasaba en aquel cuarto.

Se sonrojó un poco más por el beso, mientras que aceptaba la caja y sacaba un pedazo de su pizza. Realmente tenía el estómago un poco revuelto por culpa del llanto, pero si no hacía ni el más mínimo intento por comer, sus hermanos se preocuparían y ella no quería eso.

Comenzó a comer, sintiendo de pronto como si alguien les estuviera espiando. Sin prestarle mucha atención a aquello, se recargó en el hombro del menor de los gemelos, mientras que movía los pies en el aire como si fuese una niña pequeña.

Aceptó gustoso el trozo de pizza que su hermano le había dado, y moviendo sus pies como un niño pequeño, comenzó a comer contento su parte, pues a pesar de no ser algo dulce, la pizza era una de sus comidas favoritas. Pero casi se atragantó cuando sintió de improvisto a su hermana recostarse sobre su hombro.

Trató de calmarse y pudo pasarse el trozo de pizza sin necesidad de agua, pero no tardó en sentir cómo los colores se le subían al rostro, y más al recordar lo que estaban haciendo hacía unos momentos...