¡No olvides llevar tus tomates cuando vayas a la playa! (?) (Privado)

Apartó su mirada para no mirarle a los ojos y para así apartar su mano de su rostro.

-Tranquilo... No lloro... No hiciste nada- sólo crearme falsas esperanzas - Es por el agua...

Era una estúpida. ¿Cómo pudo pensar que él la quería? Era imposible. Seguramente reaccionó de aquella manera por el tono molesto que ella empleó. Nada más.

Tenía ganas de llorar. De llorar de verdad y no por idioteces como la "emoción". Quería llorar por frustración y tristeza por no ser correspondida. Pero, aún así, intentó con todas sus fuerzas no llorar. No delante suya.

Me extrañó mucho su actitud. Normalmente ella hubiera estado de lo más contenta por el hecho de que yo quisiera tocarla, por lo que nunca me esperé que me rechazara de esta manera... ¿Tan molesta estaba conmigo?

En silencio, retiré mis manos y volví a sumergirlas en el agua. Bajé mi mirada con el ceño fruncido hacia algún punto del mar.

-Oh... ya veo...- Murmuré algo seco, para luego dar media vuelta y comenzar a caminar hacia la costa. Si algo había aprendido sobre mujeres, era a desaparecer de su vista cuando se encontraban molestas... Aun que tal vez, mi pronto escape se debió más al hecho de que no soportaba verla de aquella forma y saber que fui yo la causa de su malestar...

Le dieron más ganas de llorar nada más ver como se alejaba. ¿Por qué tenía más ganas de llorar? ¿Acaso no quería que se fuese para poder llorar? La respuesta era muy simple. Porque le amaba y lo ama y por ello no quería que se alejase ella. Porque quería estar con él siempre.

Su vista se le nubló por las lágrimas y sus piernas le flaquearon pero, no cayó, se mantuvo de pie. Se tapó el rostro empezando a llorar y sollozar. Allí, en el mar. Y sin percatarse de que sus sollozos no eran nada silenciosos, haciendo que la poca gente que había allí la mirara preocupada.

Tampoco notó como las aguas de su alrededor se movían indicando que había alguien al lado suya. No notó a aquella persona y por ello no pudo evitar murmurar entre sollozos.

-¿Por qué.... Por qué no te das cuenta?...

=========

Puede ser Lovi.... O puede ser otro chico(?) Eso queda a tú elección(?)

Regresé preocupado al escuchar su llanto -y fulminé con la mirada a los chicos que la veían con cara de querer consolarla... en más de un sentido-, me detuve cuando llegué a su lado, y no pude hacer más que observarla algo confundido ante su pregunta.

Me debatí mucho, pensando si debía o no... pero llegué a un punto en el que ya no soporté mas el estar allí y no hacer nada al respecto. ¡Al diablo con todo! No podía simplemente dejarla llorando y hacer de cuenta que nada sucedía.

La abracé sutilmente, y con una de mis manos comencé a acariciarle la cabeza, tal cual como cuando yo era niño y lloraba porque el bastardo de España no me ponía atención y ella llegaba a consolarme... ¿Quién diría que algún día se invertirían los papeles?

-¿Darme cuenta de qué?- Le pregunté con una suavidad un tanto extraña en mí, puesto que de cierta forma me sentía culpable.

Paró de llorar durante unos segundos al sentir como la abrazaban y le acariciaban la cabeza. No tardó en reconocer a Lovino. Su tono de piel, sus brazos y su voz eran una de las muchas cosas que ella reconocía perfectamente como suyas.

Esta vez no se apartó. Sólo lo abrazó también ocultando su cabeza en el hombro del chico y llorando, ya no tan fuerte.

-De todo... Es más que obvio... ¿Es que no te das cuenta del comportamiento que tengo sólo contigo?... ¿Es que no notas lo más obvio del mundo... ¿Es que no notas-se calló, no lo dijo. No terminó la pregunta porque sólo le haría más daño. Porque pensaba que sus sentimientos no eran correspondidos y no quería sufrir con el "no".

¿Notar? Claro que lo notaba, y cada pregunta me hería como si se tratase de una afilada daga. Siempre lo supe, y era por eso mismo que intentaba evitarla cada que podía, que siempre intenté mirarla como mi madre y nada más... porque sabía que para ella yo siempre sería ese chiquillo revoltoso que tuvo que cuidar. Sabía que esa era la imagen permanente que tenía de mí, no tenía ni que decírmelo, con solo sus acciones podía notar a la perfección que no se percataba aún de que yo ya había crecido.

Ya sin poder soportarlo más, la solté lentamente para así alejarme.

-Claro que lo noto... ¡Maldición! ¡Claro que me doy cuenta! ¡Y tú no notas lo mal que me hace eso!- Le reclamé con la mirada gacha, por primera vez expresándole cuánto me molestaba que me viera de aquella forma.

Cada palabra que decía el italiano era como 7 apuñaladas en su corazón.

Se alejó varios pasos de él con la cabeza gacha.

-Perdón pues... Tú sólo me viste y me veías como tu madre.... Yo, sin embargo no te veía ni te veo como un hijo... -alzó la mirada mirándole ahora sí con el rostro lleno de lágrimas y sus mejillas coloradas por estas- ¡Perdón por amarte como un hombre! Perdón por no verte como mi hijo, cosa que no eres! Pero.... pero.... ¡No me rechaces de esta manera porque es demasiado doloroso! ¡Eres un estúpido!-le gritó con todas sus fuerzas antes de salir corriendo de allí sin mirar atrás y corriendo como nunca a su casa. Donde podría desaogarse con cualquier cosa o sino llamar a la prusa y a la francesa para ir a beber. Cualquier cosa que le sirviese para olvidar este mal día...