подсолнечник... [Priv//México]

Caminó tranquilamente por aquellas calles frías y blancas de Rusia. Tenía tiempo sin visitar la casa del soviético, y como necesitaba un par de vacaciones, pues no dudó en venir a ese lugar. Pudo haberse ido a España, pero no andaba de humor como para soportar al ibérico. Pudo irse también a Estados Unidos, pero no quería enfermarse (más) por culpa del gringo. Así que optó por el ruso.

Lo malo era que no estaba acostumbrado a tal temperatura. Vale que en su capital o en algunos estados a veces hasta granizaba o nevaba, pero nunca como en aquel sitio. No le sorprendía que a veces el otro decidiera visitarlo para refugiarse bajo el sol de sus playas.

Se acomodó mejor la bufanda y apresuró el paso, procurando no resbalarse y caer. O de lo contrario estropearía los girasoles que le había llevado al europeo (¿o era asiático? A saber). Cuando hubo llegado a la casa del mayor, tocó el timbre un par de veces y se acurrucó dentro de su chamarra.

Sólo esperaba no morir congelado en lo que el otro decidía abrir la puerta.

- Mi-mierda...

Tardó un poco en reaccionar, debido al profundo sueño en el que había caído. Se levantó de mal humor, y fue directo hacia la puerta, con el aura rusa rodeando por completo la sala.

- Кто? -abrió la puerta, y un gesto sorpresivo apareció en su rostro, seguido de una amplia sonrisa- Привет, Мексика! ¡Pasa pronto, México-kun debe sentir mucho frío allá afuera, да -le guió hacia la sala principal, casi corriendo hacia la estantería por un poco de vodka, para que se calentara un poco- ¿A qué se debe la visita de México-kun, да? -preguntó, sirviendo vodka- ¡México-kun debió decirle a Rusia, así Ivan lo hubiera ido a recoger en el aeropuerto, да! -la preocupación era visible en su hablar, y no era para menos, no le gustaría que nada malo le pasara al menor.

Spoiler:

Se sonrojó levemente por el trato del otro, aunque consiguió disimularlo gracias a su sonrojo por culpa del frío. Agradeció enormemente que hiciera calor dentro de la casa, o se hubiera congelado por completo.

- Holla, Iván - le medio sonrió, con los dientes castañeando -. Nah, no quería i-importunarte, además me sé el camino a tu casa - contestó, quitándose la bufanda para poder hablar mejor -. Vine de vacaciones, si es que no te importa - y acto seguido, le tendió el pequeño ramo de girasoles, los cuales habían sobrevivido a pesar del frío de afuera.

No le gustaba admitirlo, pero realmente se comportaba como toda una colegiala en su primer amor cuando se encontraba ante el ruso. ¡N-no es que estuviera enamorado! Era simplemente porque le respetaba y era menor que él. Sí, sólo eso (?).

Se frotó los brazos para tratar de desentumirse, y cuando notó la botella de vodka en la mano del otro, sus ojos se iluminaron. ¡Alcohol! ¡Bendito y glorioso alcohol! No le habían dejado traer su botella de tequila, y un buen vaso de vodka ruso siempre le ayudaba a entrar en calor.