Reunion a lo ruso~~[ Si eres ruso entra o Yao no será uno contigo,ucranianos veniros o haceros uno con los rusos y bielorrusos venir o no os haréis uno]

Se cerro el abrigo de piel que llevaba y esbozo una sonrisa. No hacia tanto frio como en su casa, asi que habia traido el abrigo mas fino que traia, uno blanco, que la hacia casi invisible con la "fina" tormenta de nieve que caia. Camino con paso decidido hasta casa de su hermana pequeña, observando todos los edificios. Casi todas eran fabricas convertidas posteriormente en casa habitables. Dsitingio la casa de su hermana, sonrio satisfecha al ver que no era tan majestuosa como su querido "Palacio de Invierno", que todavia guardaba las antiguas reliquias de los zares, que habia vivido con ella durante mas de 200 años. Sacudio la cabeza, esto era una nueva epoca, no debia vivir en el pasado. Pronto llego a la puerta de la casa de Ivana y se quedo alli, indecisa, sin saber que hacer despues de que llamara a la puerta. Lo que mas queria era pegarla un puñetazo, pero debia controlarse. Tal vez podria hacerse la despistada y hacer que habia llegado por error, pero sabia que eso no funcionaria. Tomo aire y llamo a la puerta. Sonrio, intentando esconder todo el odio que tenia subre su hermana y sabiendo que el dia se la haria muy~~ largo

Se encontraba caminando por las frias y a la vez acogedoras calles de Moscú, frias porque así lo sentía su piel y acogedoras porque sentía a su hermana feliz sin razón aparente, feliz de sentirlo en su hogar, eso en cierto modo le daba algo de miedo pero prefirió no pensarlo, ¿era su hermana menor después de todo, no?.

Siguió caminando hasta que diviso el hogar de su pequeña hermanita en la lejanía, sonrío, podría hacerle una visita ya que hace un tiempo no la veía debido al infinito trabajo que tenia en Kiev. Camino en dirección hacía la casa que seguramente sería acogedora dentro y tendría girasoles imperturbables en la entrada.

Se detuvo cuando solo le quedaban unos metros más, logro notar a su otra hermana, San Petersburgo. Chilló para si mismo y se quedo estático, sin saber que hacer. Hasta que decidió seguir caminando y al llegar se puso junto a su hermana, al mirarle esta solo atino a sonreír, disimulando su miedo. Era un héroe, ¿no? o eso decián sus superiores.

-¡Pryvit, sestra!. ¿Has venido a ver a Ivana? ¡Qué lindo de tu parte!.

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Privit: Hello, Hola, Bonjour, Ciao, Hallo, etc, etc (?).
Sestra: Hermana

Suspiró, haciendo que su aliento saliese en forma de bruma blanca y desapareciera en lo alto. Se acomodó los lentes y la bufanda, para luego volver a guardar sus manos enguantadas en los bolsillos de su abrigada gabardina, sin aflojar el agarre del no tan liviano sobre que guardaba la enorme pila de papeles, lo suficientemente grueso como para hacer parecer que llevaba un libro allí.

Siguió caminando al divisar la casa de su hermana para así poder entregarle los documentos que le encargó Ivan, topándose inesperadamente con sus otros hermanos en la entrada.

-Privet~- Saludó con su característica sonrisa en los labios. -Qué sorpresa encontrármelos aquí, ¿Habrá fiesta o algo?- Preguntó con su típico humor "amigable".

Miró hacía todos lados con esa mirada vacía y tan común en él. Observando a cada persona que pasaba, alguno podría ser su hermano... O mejor aún, su hermana.Y hablando de su hermana ¿Por qué no ir a verla? hace mucho (Ayer) que no la veía. Así que lo decidió, ya que estaba en Moscú iría a ver a Ivana a su casa.
Cuando iba prácticamente llegando al frente de la casa, logró distinguir a unas cuantas personas más. De seguro serían molestias, que venían a intervenir entre su adorada hermana y él. Aunque se llevó una sorpresa cuando cayó en cuenta de que todos los que se encontraban ahí eran rusos.

—Pryvet — Dijo con tono seco. No era mucho de hablar pero cedió a la curiosidad de saber que hacían ahí — ... ¿Por qué están todos ustedes acá?— Preguntó casi llegando a ser violento, sin dejar ese aire de despreocupación e indiferencia que lo caracterizaba.

Miró orgullosa sus girasoles admirando su casa llena de estos. Sin duda no había nada en el mundo que la hiciese más feliz, bueno sí que todo el mundo(a excepción de bielorrusos) se hiciesen uno con ella y sobre todo sus hermanos ucranianos o... los chinos.

Escuchó unas voces venir de afuera y pensó que seguramente alguna pertenecería a Sergey puesto que debía de traerle unos papeles que debía de revisar y firmar, sobre todo revisar para asegurarse que no había ninguno de matrimonio de su queridísimo hermano bielorruso.

Abrió su la puerta y se sorprendió un poco al ver a tantos. Iván le había dicho que había llamado a algunas personas pero jamás pensó que fuese a sus hermanos. Un momento... ¿Hermanos? Miró con atención a cada uno de ellos deteniendo su mirada en el bielorruso logrando que un tic asomase en su rostro y finalmente miró al ucraniano haciendo que se iluminaran los ojos.-¡Privet~!-y no tardó ni un segundo en abrazar al ucraniano- ¡Hazte uno con Moscú! ¡Da~!

En cuanto vio al ucraniano no tardo en colgarse de su brazo, agarrandole fuertemente sin sortarle, sonriendo. Asintio a su pregunta. En realidad venia a reclamar su puesto de capital "por las buenas" pero sabia que si no aceptaba, usaria el pico para convencerla. Su sonrisa se torcio al ver a Sergey, pero se recupero al ver al bieloruso. Si él estaba alli sabia que Ivana tendria que luchar con él y podria estar a sus anchas con Andriy. Esta con la cabeza apoyada en el brazo del ucraniano cuando su hermana abrio la puerta. Se quedo tensa, observando y vigilando cada movimiento de su hermana. En cuanto vio que abrazaba a Andriy la tiro de los pelos, haciendo que se soltara de el.
-Él ya es uno conmigo. Me lo ha dicho antes, ¿da~?-Le dio un leve beso en la mejilla, pero se aparto rapidamente sonrrojada, aunque todavia seguia colgada a su brazo.

Empalideció un poco en cuanto sus 2 hermanitas se le lanzaron encima, posesivamente, ''¡se uno con X!'' decían ellas, no, si aceptaba de seguro sus jefes le harían dormir en la calle, otra vez.

—¡Lo siento~! pero no seré uno con nadie— Atinó a decir aunque sabía que ambas le insistirían, por lo que beso con cariño la frente de ambas, nada más que cariño. Si las rusas pensaban que había sido otra su intención podría empezar a correr, volar, cavar un túnel, ¿hacía donde? no tenía idea, pero quizás debería ser a un lugar al cual ellas nunca irían por voluntad propia.

¿Donde nunca irían ellas?

Estados Unidos. Era una buena elección para escapar ya que no poseía malas relaciones con ese capitalista, pero estaba muy lejos y necesitaba algo que estuviera a la mano.

¿Donde, donde, donde? ¿Alguien de su familia quizás? Quizás...

¡Bielorrusia! ¡su hermanita más pequeña, claro! ¿cómo le había olvidado? Le dio una mirada rápida al entorno y pudo distinguir al bielorruso entre la reunión sovietica improvisada y en cuanto sus 2 hermanas comenzaron a ''violentarse'' se le lanzó encima al menor para abrazarlo con euforia. —¡Mikhail! ¡Hace mucho no te veía!— Le dijo con alegría y de un momento a otro comenzó a frotar su mejilla contra la del contrarío, su salvación.