Porque la Historia es Awesome(?) (Libre)

Miró su reloj de pulsera con una sonrisa algo socarrona.

Faltaban diez minutos para que su clase comenzara, y la mayor parte de los alumnos aún no llegaban. Ella era muy estricta con eso de la puntualidad, así que no se permitiría que sus alumnos se diesen el gusto de faltar sin obtener su castigo correspondiente. Se sentó en el escritorio, cruzándose de piernas tratando de no mostrar más de lo debido con su falda azul.

Puso los brazos en jarra sobre su pecho, mientras que a lo lejos, la campana que anunciaba el inicio de la siguiente clase sonaba por todo el lugar. Tomó su lista de alumnos y una pluma, dispuesta a poner las primeras faltas del día.

- Esto será interesante - rió, esperando a que llegasen sus demás alumnos para regañarles y comenzar de una buena vez con las clases de Historia.

Romina no me había despertado a tiempo para llegar a la clase de historia ¿Cómo se atrevía? ¡Ella sabía que primero debía lavar y peinar mi cabello antes de irme! Y gracias a ella ahora ni siquiera pude ordenarlo con los dedos.

En segundos me vestí y a velocidad record, tomé mi bolso y salí disparado hacia el aula de historia. ¡Por mil demonios! Estaba furioso, atrasado y, lo más importante, impresentable. Oh, mi hermoso cabello, despeinado ¿Qué sería de mi popular imagen? Pensando en ello, llegué a la sala entre jadeos, buscando el aire que se me había perdido. -Perdón la tardanza.- me excusé con la profesora. Aún no había nadie...a excepción de la pequeña diablita que me había dejado atrás. Mientras esperaba el regaño de la -nada menos que guapa- profesora, fulminé con la mirada a la malvada rubia que tenía por hermana, y además ¡gemela!

Miró a la rubia que había llegado momentos antes de que sonase la campana y sonrió. Le gustaba que sus alumnos fuesen cumplidos, tan siquiera en lo que a puntualidad se refería.

Sin embargo, después de que la campana sonase, otro chico rubio entró algo apresurado al salón. Enarcó una ceja, notando el parentesco entre ambos. ¿Serían hermanos, acaso? Por si las dudas tomó los papeles del alumnado y buscó a los chicos. Así que los hermanos Hernández... Rió mentalmente, algo divertida. Algo le decía que este sería un grupo interesante.

- ¿Podría decirme el motivo de su retardo, joven Hernández? - preguntó, con el rostro más serio posible. Golpeteó la mesa con sus uñas, esperando la respuesta del muchacho de ojos verdes.

Dejé de mirar a Romina para concentrarme en la profesora unos instantes. ¿Mi retraso? Claro, mencionar las actividades extraprogramáticas que había sostenido con la pequeña y malvada Romina no estaba en cuestión. -Ehm.- balbuceé sin saber muy bien qué decir. -Lo siento profesora, fue un error mío dormirme demasiado tarde... leyendo.- me disculpé sumisamente, como nunca. -No pude despertar a la hora.- Aún si Romina era la malvada que no me había despertado, no la iba a exponer de ninguna forma, pues esa niña malcriada y preciosa, era mi amada hermana.

Me incliné ligeramente hacia adelante para disculparme. -No volverá a pasar.- afirmé, dándole mi mejor sonrisa y esperando a ver su reacción ante ella. Sino funcionaba... empezaría con el pie izquierdo ante la hermosa profesora.

"Y vos, hermanita, sos una malvada." me repetí mentalmente, sin dejar de sonreír.

Mein Gott! ¡Que lindo! Fue lo primero que pensó la prusiana al ver todos los gestos que hacía el chico. Por no decir lo respetuoso que era. Aunque ella bien sabía que eso sólo era apariencia para que no le regañase o algo, no podía evitar "derretirse" (literalmente hablando) por lo encantador que era el rubio.

¡Le recordaba tanto a sus hermanitos cuando eran pequeños~!

Se cacheteó mentalmente para dejar a un lado ese momento de idiotez y concentrarse en la clase. Tomó su pluma y anotó un pequeño retardo en el nombre del chico, mientras que se bajaba del escritorio.

- Esta será la última vez que lo deje pasar después de la campana, ¿entendido, joven Hernández? - le miró, cruzándose de brazos y enarcando una ceja. Suspiró, dejando sus cosas en el escritorio y tomando un plumín para pintarrón. Se acercó a este y escribió de manera rápida y perfecta su nombre -. Soy la awesome Maria Beilschmidt, y seré su maestra de Historia hasta acabar el año, ¿entendieron? Mis reglas son sencillas. Uno: soy awesome, y quien diga lo contrario será reprobado. Dos: Si llegan después del toque, están fuera. Tres: Deben de admirar mi grandiosidad; y Cuarto: Orden. Quien no cumpla con este último, se puede ir preparando para el examen extraordinario, ¿quedó claro?

Esperando algún reclamo por parte de sus alumnos mientras que colocaba sus manos en sus caderas y se recargaba contra el escritorio, sin dejar de sonreír de una manera un tanto orgullosa y burlona.

Luego de mi disculpa me había sentado al lado de mi gemela malvada para comportarme como todo un buen chico ante las indicaciones de la -hermosa- profesora. Y si bien la había oído con toda mi atención no pude menos que sentirme perplejo ante su presentación.

Busqué los ojos de Romina y vi mi expresión y dudas reflejadas en su rostro. Me giré a seguir contemplando a la profesora con incredulidad. Mejor sería no decir nada a menos que la señorita lo pidiese en toda su "awesomidad" (Si, un nuevo término extraño, pero que calzaba bastante bien)

Sonrió ampliamente, satisfecha por no escuchar reclamos por parte de sus alumnos. Se dio la vuelta y comenzó a escribir en el pizarrón el primer tema que se vería ese día en la clase.

- Bien, hoy comenzaremos con el primer tema de la clase - anunció, volteándo a ver a su grupo y señalando lo que había escrito en el pintarrón -. Como sabrán, la historia que veremos será universal, y para ello, debemos de comprender cómo está organizada esta. La Historia tiene una jerarquía para poder manejar los hechos históricos, las cuales son: Espacio, Tiempo, Estructura, Duración y Coyuntura. ¿Tienen alguna idea de lo que quiere decir esto? - cuestionó, cruzándose de brazos.

Estaba esperando a que alguno de sus alumnos se dignase a hablar, hasta que escuchó una voz proveniente de la puerta. Enarcó una ceja mientras que miraba a la chica excusarse y pasar a su asiento.

¿Boc? Sí, el apellido le sonaba. ¿Acaso no era el maestro que impartía Literatura? Vaya, no sabía que tuviese una hermana. Su lado travieso le pidió hacer sufrir a la chica en la clase, sólo para ver las reacciones del hermano mayor; pero se regañó a si misma, diciéndose que ya no era una cría y que debía de comportarse como la señorita que era... o aparentaba ser.

Simplemente le puso un retardo a la chica en su lista, para luego volver a escuchar un par de golpeteos en la puerta. Murmuró un "adelante", y cuando otra chica entró por esta, casi le sale un tic en el ojo. ¿Es que acaso nadie sabía de la palabra "puntualidad"? Suspiró, sobándose el puente de la nariz, algo molesta. Sería un año difícil, de aquello no habría duda.

- Pase y siéntese - le ordenó a la chica con aspecto asiático. Ya luego le preguntaría su nombre -. Bien, para los recién llegados, mi nombre es Maria Beilschmidt y seré su maestra de Historia, ¿quedó claro? Ahora estábamos viendo sobre las diferentes categorías en las que se divide la historia: Espacio, Tiempo, Estructura, Duración y Coyuntura. ¿Alguna idea de lo que puedan ser estas? - se cruzó de brazos, esperando a que alguien de sus queridos alumnos se dignase a participar de una buena vez.

Romi parecía querer asesinarme con la mirada para que me enfrentase a la maestra ¿Sería mala idea que me gustasen los hombres ahora, no? Ok, Romina me tenía totalmente atrapado, así que ¿Cómo desatender las suplicas de mi no tan femenina amada en problemas?

Contemplé sin oír a la profesora, que seguía con ese aspecto de golpear al primero que hablase y con el aspecto militar. Muy bonita, pero bastante rígida. ¿Qué hacer? Parecía demasiado concentrada como para desatender las clases por un chico -extremadamente- guapo.

-Profesora...- levanté la mano y titubeé, sintiendo la mirada de mi hermana encima. -¿Puedo ir al baño?

Quizá no era tan mala idea eso de que me gustasen los chicos desde ahora.

Suspiró algo frustrada cuando los dos argentinos escaparon con la patética excusa de ir al baño. ¿Acaso creían que era tonta y que no había usado el mismo pretexto cuando era estudiante? Optó por dejarlos ir, por esta vez y se concentró en seguir con la clase.

- Bien, ya que ninguno me respondió, yo se los explicaré - dijo, recalcando el hecho de que nadie se había atrevido a echarle tan siquiera una hojeada a su libro -. Empecemos por lo básico, que es el Espacio. El Espacio es el lugar dónde se lleva a cabo el suceso histórico. Tomemos por ejemplo la Segunda Guerra Mundial, su Espacio sería el Centro, Norte y Este de Europa con algunas partes del Oeste, Asia y el Norte de América. ¿Alguna duda? - les volteó a ver, relajando un poco su mirada para tratar de inspirarles algo de... "confianza". Estaba bien que fuera estricta, pero no le gustaba que sus alumnos le tuviesen miedo.