Cerveza para dos (Privado/R+18)

Tan pronto escuchó los silbidos y comentarios de los otros tipos en el bar, se separó de los labios del danés y ocultó su mirada en el pecho de él. Su rostro estaba rojo, no sólo por el hecho de que se había estado besando con su esposo, sino también por la vergüenza al saber que los habían visto.

Era lo malo de ser muy tímida, pensó ella, y esperó a que el otro no se molestara con ella por haber interrumpido el beso. Cuando los otros dejaron de molestarlos y siguieron con lo suyo, se atrevió a alzar lentamente la mirada, con las orejas agachadas.

- P-perdón - se disculpó, casi en un susurro. Aunque no entendía porque lo hacía.

Ante las caricias en su cuello, no pudo evitar ronronear un poco. Odiaba que con el mínimo cariño, comenzara a comportarse como un gato. Aunque tampoco se quejaba, aquello le agradaba. Movió su cola de un lado a otro, un poco más contenta.

- Hu-humm... ¿n-no estás enojado? - preguntó preocupada, restregando su mejilla en su pecho como lo haría cualquier gato -. D-digo... hu-hum... p-por l-lo del b-beso y-y eso... - balbuceó. Le costaba mucho admitir su timidez. Sobre todo el hablar de sus muestras de afecto.

Continuó ronroneando y restregándose contra el pecho de él, buscando acomodarse. Cosa que era algo innecesaria, ya que ella siempre encontraba la postura perfecta para acurrucarse contra el pecho de él, no importa dónde estuvieran sentados o acostados. Era casi como si encajaran.

Sabía a que se refería con un "lugar más privado". Quiso sugerirle su casa, pero eso significaría arriesgarse a que Skyler no los dejara estar juntos. Amaba a su hijo, pero realmente necesitaba a su esposo. Ya casi no tenían tiempo para estar juntos desde que el niño había nacido. Tal vez debería de aprovechar la oportunidad.

- D-de... de acuerdo - asintió, con el rostro rojo a más no poder.

Se puso de pie, para luego sujetarlo de las manos y jalarlo hacia ella, mientras que le regalaba una sonrisa algo tímida. Casi como si fuera su primera vez... de nuevo.

Su rostro nunca se había puesto tan rojo como cuando caminaron por aquel pasillo. ¿Realmente ellos se escuchaban igual cuando lo hacían? Esperaba y no. Agradeció mentalmente que llegaran a la habitación y que los gemidos de los otros desaparecieran. O bueno, disminuyeran de volumen.

Contempló los muebles de la habitación, en especial la cama. Nunca lo habían hecho en una de agua, a pesar de que prácticamente habían estrenado todos los lugares posibles para tener sexo. Se sonrojó nuevamente y esperó a que él la condujera hasta esta, para luego mimarla y comenzar a besarla, como siempre hacía. Pero en cambio, él se lanzó a la cama como niño pequeño y comenzó a brincar en ella.

... no pudo evitar facepalmearse.

¿La había traído sólo para brincar en la cama como niño pequeño? Si hubiera querido estar rodeada de menores, mejor hubiera regresado a casa con Skyler, quien era aún más adorable y tierno que el danés. Soltó un bufido, molesta, para luego recargar su espalda contra la pared, fruncir el ceño y mirarle jugar.

- Jum - gruñó, apartando la mirada y cruzándose de brazos.

¿Acaso esperaba que se encontentara así de fácil con él y se pusiera a brincar también en la cama? No. De hecho, hasta estaba deseando en esos momentos que la cama se rompiera y él se quedara sin su estúpida diversión.

Se hubiera regresado con su hijo en vez de estar soportando a su esposo y sus juegos infantiles...

Soltó otro bufido, mientras que se dedicaba a contemplar sus uñas, como si estas fueran la cosa más interesante del mundo. Hasta otras personas se lo estaban pasando mejor que ella... genial. Sencillamente genial.

Soltó un suspiro por todas las caricias que el otro le hacía. Hace cinco minutos, hubiera estado disfrutando de aquello. Ahora, por más que intentaba, seguía molesta con él. Gruñó contra sus labios y aprovechó para morderle, mientras que sus uñas se encajaban en la ropa de él y comenzaba a arrancársela.

No iba a ceder tan fácil. Ya no. Quería su venganza por haberla dejado con las ganas mientras que se divertía con el estúpido colchón de agua. Una vez que la camisa de él quedó echa jirones, comenzó a arañarle la piel de su pecho, sin herirle... demasiado.

Subió una de sus piernas por uno de sus costados, acercando más su intimidad a la de él. Se separó de sus labios cuando el aire le hizo falta, y le lanzó una mirada de pocos amigos.

- Eres un idiota. ¿Te lo he dicho antes? - medio gruñó, haciendo sus orejas hacia atrás y sonrojándose intensamente.

Al sentir su intimidad rozando de aquella manera el miembro de él, no pudo evitar estremecerse. Maldijo la hora en que se puso vestido, y no sus típicos pantalones (los cuales le lastimaban ahora que tenía su cola de gato). Se mordió los labios con fuerza para no soltar un gemido, o en todo caso un chillido de placer.

Sus pezones comenzaron a endurecerse al sentir las caricias del otro con sus garras. Cerró los ojos con fuerza y arqueó su espalda, al mismo tiempo que sus uñas se clavaban en los hombros del danés. Estaba jugando sucio el muy maldito.

- E-eso n-no se vale - jadeó como pudo, abriendo un ojo y frunciendo el ceño.

En venganza, decidió que también podría jugar a lo mismo que él. Se inclinó para comenzar a lamer su pecho, limpiando la sangre que manchaba su piel, para después subir lentamente por su cuello y comenzar a lamerle de manera seductora el rostro, procurando no tocar para nada sus labios.

Soltó un pequeño gemido ante la acción del otro sobre su seno. Aún se encontraban algo delicados por el hecho de que seguía amamantando a su hijo, y que el otro hiciera eso tan repentinamente le había hecho bajar la guardia.

Sus labios se vieron repentinamente atrapados por los de él, y aunque al principio trató de resistirse, al final no le vio otra opción más que dejarse hacer. Tarde o temprano, uno de los dos tenía que ceder, y le molestaba que generalmente era ella. Odiaba no poder enojarse con el danés como lo hacía antes.

Llevó una de sus manos hacia la cabeza de él, para luego enredar sus dedos en su cabello y tirar de este con fuerza. Su otra mano, en cambio, se coló por entre sus cuerpos y comenzó a desabrochar su pantalón. Una vez que lo consiguió, el camino hacia el miembro del pelirrojo no fue complicado. Sonrió de manera burlona contra los labios de su esposo, mientras que sus dedos se encargaban de acariciar la punta de su miembro y de presionar en el centro.

Aquel juego también podía ser entre dos.

Cuando el otro los hizo girar de aquella manera, sólo atinó a soltar un chillido y aferrarse a él con fuerza. Sintió sus pechos rebotar de manera brusca cuando el otro la dejó caer en la cama, y aunque trató de incorporarse para fulminarlo con la mirada, el colchón no la dejaba. Era como si intentara acostarse sobre el agua.

- ¡M-mira quien es el tramposo! - se quejó, aguantándose un par de risas. Quería seguir fingiendo estar enojada para molestar al danés. Lo contempló desnudarse, y aquello sólo hizo que el sonrojo en su rostro aumentara. Y todo iba de maravilla, hasta que él le arrancó el vestido y lo dejó hecho jirones -. S-Saukerl! ¡¿Ahora como pretendes que regrese a casa?! ¡¿Desnuda?! - chilló.

Soltó un par de bufidos al notar que el otro la ignoraba y se dedicaba a beber la leche de sus pechos. No pudo evitar gemir un poco ante aquello. Cuando le daba de comer a Skyler no sentía nada diferente, pero cada vez que su esposo le daba por querer ser como el niño, no podía evitar estremecerse y chillar de placer.

Rodeó la cintura del danés con sus piernas, para luego buscar algo de fricción entre sus sexos. No iba a dejar que el otro fuera el único que disfrutara.

Hizo un puchero ante la respuesta del otro. Para el danés todo tenía solución fácil, en cambio, para ella no. Tal vez era algo que le envidiaba, y que muy, pero muy en el fondo, le agradaba de él.

- E-eres un idiota - farfulló, inflando los cachetes y bajando las orejas, de una manera algo "moe" y tierna. Luego apartó la mirada, no queriendo verle ante lo que iba a decir -. A-además... t-tú te ves mejor sin camisa - admitió en un susurro.

Soltó un par de jadeos ante las embestidas del otro, que si bien no llegaban a penetrarla, la estaban excitando como nunca. Llevó una de sus manos hasta el miembro de él, para luego colocarlo en su entrada y hacer que se metiera de una vez por todas. Gimió ante aquello, y su mano se dedicó a masturbar sus testículos, mientras que ella le volteaba a ver de manera suplicante.

- Ha-hazme el a-amor, bitte - pidió, mientras que sus ojos brillaban por culpa de las lágrimas que le provocaba el placer.

Su gemido se mezcló con un grito de placer ante aquella estocada. Arqueó su espalda y buscó algo para aferrarse que no fuera el colchón, puesto que sabía que iba a romperlo. Siguió el ritmo del otro con facilidad, y de manera tímida, buscó la mirada del otro con la suya. Necesitaba saber que lo estaba disfrutando tanto como ella.

Tenían meses sin hacerlo. Skyler los mantenía tan ocupados que cuando llegaba la hora de dormir, eso era lo que hacían. Ya casi no había besos ni caricias íntimas. Literalmente, su relación de pareja había muerto.

Por lo que ahora debía de disfrutar aquello al máximo y dejarse llevar por las sensaciones que la embargaban. Sus manos acariciaron sin pudor alguno el pecho del danés, teniendo cuidado en no tocar las heridas que ya comenzaban a cicatrizar.

- Te... a-amo~ - jadeó, para luego cerrar los ojos y echar la cabeza hacia atrás.

No pudo evitar ronronear ante los besos en su cuello. Desde que se había vuelto gato, estaba más sensible en aquella zona, y al más mínimo contacto sentía cosquillas o una agradable sensación.

Se alegró de sobre manera al escuchar la respuesta de su esposo. Bent no era de los que decían seguidamente un "te amo", y aunque ella tampoco, le agradaba mucho cuando el danés tenía aquellos "lapsus" de idiota enamorado. Tal vez debería de comentarle algún día aquello, pero ahora sólo debía de pensar en disfrutar.

Correspondió el beso de la misma forma que él, luchando contra la lengua ajena mientras que los gemidos y gritos de placer escapaban de sus labios. Le abrazó del cuello para tenerlo más cerca, para luego enredar sus dedos en su cabello y tirar de este, como exigiéndole que aumentara el ritmo.

Movió sus caderas de manera insistente, y su cola se movió de un lado a otro, de forma desesperada.

Maulló y chilló con fuerza cuando el otro aumentó el ritmo, echando las orejas hacia atrás. No pudo evitarlo, y le arañó la espalda con una de sus manos, mientras que la otra seguía tirando de su cabello con fuerza.

- A-ahh~ B-Bent, d-dame m-más, bitte~ - sollozó, entrecerrando los ojos, los cuales brillaban por culpa de las lágrimas de placer que comenzaban a acumularse en estos.

Quería sentir tanto placer como podía, puesto que no tenía ni la más remota idea de cuando volverían a hacerlo (o más bien, cuando sería la próxima vez que Skyler les dejara). Los hizo girar, quedando ella arriba. Comenzó a cabalgarlo como podía, puesto que el colchón se movía tanto que llegaba a hacerlo algo difícil, pero aún así, excitante.

Arqueó levemente su espalda al sentirlo más hondo, y se apoyó con suavidad en su pecho para buscar algo de soporte firme y seguir con lo suyo.